TUCSON (EEUU).- A la mexicana Rosa Robles Loreto le tocará este año celebrar el Día de la Madre refugiada en una iglesia de Tucson (Arizona), en donde se halla desde hace nueve meses, no obstante considera que su suerte podría ser peor.
«Estoy con mi familia, mientras muchos hijos estarán este 10 de mayo separados de sus madres y viéndose quizás a través del muro (fronterizo)», señaló a Efe esta mujer indocumentada, quien pernocta en un pequeño cuarto de la Iglesia Presbiteriana del Sur de Tucson.
Robles, que se refugió en esta iglesia en agosto del año pasado para evadir una orden de deportación en su contra, estima que se halla mejor que muchos inmigrantes que viven ocultos y con miedo a salir a las calles sin haber cometido un delito.
Sus hijos, afirmó, están junto a ella y le dan la fuerza necesaria para continuar su lucha.
«Esto ha sido una experiencia y un aprendizaje, ahora mis hijos me dicen cuántos niños no podrán darle mañana el regalo a su mamá porque las deportaron y les digo ‘pues yo todavía sigo aquí con ustedes y hay que darle gracias a Dios'», explicó.
Robles recibió hoy la vista de activistas y miembros de la comunidad para brindarle con un desayuno, música y flores un pequeño homenaje con motivo del Día de la Madre, que se celebra mañana domingo, y al mismo tiempo rendir tributo a «todas las mamás que tienen órdenes finales de deportación».
«Ella ha tomado la posición de pelear su orden, sabemos que hay muchas madres en las mismas circunstancias pero no están en santuario, están trabajando escondidas», dijo a Efe Margo Cowan, la abogada de Rosa Robles.
Cowan se refirió a Robles como un «símbolo» de la lucha por una reforma migratoria que permita a personas como ella, que no tienen antecedentes criminales, permanecer en el país con sus familias.
A pesar de que la Oficina de Control de Inmigración y Aduanas (ICE) de Estados Unidos ha expresado en diferentes ocasiones que Rosa Robles no es prioridad y que no la buscarán para hacer cumplir la orden de deportación, la indocumentada y su abogada no creen en esta «buena voluntad».
«Lo que vemos que sucede a diario en la comunidad no nos da confianza», señaló Cowan, quien aludió al caso de una madre de Tucson que esta misma semana fue deportada a México.