La oportunidad de recordar la edición del primer diario de América Latina por Jaime Bausate y Meza, aquel lejano 1 de octubre de 1790 y, con ello, la institucionalización del “Día del Periodista”, por iniciativa de la Asociación Nacional de Periodistas del Perú, en los primeros años de la década de los treinta del siglo pasado y su reafirmación en los cincuenta en el Congreso de la República, permite apreciar la trascendencia que tiene el ejercicio libre de tan importante quehacer humano, especialmente como medio para la afirmación de la vida ciudadana en democracia política, económica y social.
Tal tarea, sin embargo, es inagotable. No da lugar a fatiga alguna. Sobre todo en las circunstancias en las que hoy vivimos, cuando no existen políticas de Estado para el desarrollo de la comunicación social a lo largo y ancho del territorio nacional, se margina con interpretaciones equivocadas de la ley a los medios que se autogestionan o cogestionan al interior del país. Y lo que es peor, se mantiene vigente la perversa normatividad legal que tipifica como delito penal la crítica pública y escrutinio por parte del periodismo, haciendo caso omiso a las recomendaciones de la Relatoría Especial de la ONU sobre la libertad de prensa, cuya predica data desde el 9 de diciembre del 2002 y que ha dado lugar, precisamente, a un proyecto de despenalización presentado por la histórica ANP.
En esta fecha recordatoria, la Asociación Nacional de Periodistas del Perú, consecuente con el mensaje heredado de sus fundadores desde 1928, enfatiza su demanda para que la libertad de prensa y la libertad de expresión, no sean eclipsadas por quienes tienen el poder político. Es menester que estos entiendan que vivir en democracia no se puede confundir con minúsculas falsificaciones que tratan de oprimir o eliminar a quienes son mensajeros de la información de interés público, mediante repudiables iniciativas legislativas.
La Asociación Nacional de Periodistas del Perú hace llegar, en esta fecha significativa, su saludo fraterno a las y a los periodistas de todo el país, sin discriminación ni marginación alguna, exhortándoles al cumplimiento del deber sagrado que les corresponde y que no es otro que el de contribuir a la construcción de una sociedad plenamente humana.
Lima, 1 de octubre de 2019