Día del Trabajador/a: Nuestra lucha social por un destino mejor

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El Día del Trabajador/a constituye una fecha de honda significación moral. Por un lado, nos brinda la oportunidad de sabernos que somos parte de ese pueblo mayoritario que, día a día, en medio de las mayores amenazas y riesgos, cumple con el deber de informar y orientar a la ciudadanía sobre los acontecimientos que son de interés público. Y, por otra parte, nos lleva a la reflexión sobre el futuro de quienes no tienen más recurso para su sustento personal y familiar, que el de la entrega generosa de su trabajo intelectual dentro de una economía que no respeta la dignidad de la persona humana.

La Asociación Nacional de Periodistas del Perú, la gloriosa ANP, es consciente de esta realidad y en día tan emblemático, saluda a nuestras compañeras y a nuestros compañeros que, a lo largo del territorio patrio, no conocen de fatigas ni de pausas, para llevar adelante la labor que les corresponde. Ni la pandemia del virus Covid-19 y sus variantes, ni la ausencia de políticas efectivas de protección social, han sido suficientes para llevarnos al desaliento y a la depresión, que también enferma y mata.

Al contrario, recordar con dolor cómo en los últimos meses han caído casi dos centenares de nuestros colegas y otros tantos han sufrido la perversidad de esa terrible enfermedad, nos lleva ahora a redoblar esfuerzos para continuar con la lucha social, que nos corresponde. Una de ellas, tiene que ver con la reforma de la actual Constitución Política del Estado, vigente desde el año 1993, que en su articulado nos dice, engañosamente, que «el trabajo es un deber y un derecho. Es base del bienestar social y un medio de realización de la persona», enunciado que no se cumple en ninguno de sus extremos.

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Nuestro cuestionamiento tiene sustento jurídico y valor social. A diferencia de otras Constituciones anteriores, la actual solamente ha servido para recortar las conquistas sociales y económicas logradas después de muchos sacrificios por los trabajadores y trabajadoras. Quienes la aprobaron en la década de los noventa del siglo pasado, no le dieron importancia a las persecuciones, encarcelamientos y pérdida del derecho a la vida del movimiento organizado de obreros, técnicos y profesionales.

En tal Carta Constitucional se eliminó para siempre el reconocimiento del trabajo como fuente principal de riqueza y, del mismo modo, la posibilidad cierta de la promoción de las condiciones económicas y sociales que eliminen la pobreza y aseguren, por igual, a la población, la oportunidad de una ocupación útil, que la proteja contra el desempleo y el subempleo en cualquiera de sus manifestaciones.

De otro lado, el artículo 22 entra en contradicción, porque otorga al trabajo la doble determinación jurídica de deber y derecho, pero no repara en la doble significación que tiene para la sociedad y para la persona y su entorno familiar. La engañosa redacción del texto aludido, se advierte en la epidermis de su lectura. Dice, por ejemplo, que el trabajo es base del bienestar social, porque mediante este la sociedad puede obtener lo que requiere para vivir y progresar. En la práctica y casi tres décadas de su puesta en vigencia, en el Perú observamos que el pueblo no tiene trabajo, es decir no puede subsistir ni siquiera en los términos más elementales de la vida.

Por lo demás, es menester traer a la memoria, que toda sociedad que no tiene trayectoria de trabajo, tampoco tiene capacidades ni posibilidades de modernización. Esto es lo que está ocurriendo en nuestro país, con altas tasas de desocupados, de millones que sobreviven en medio de la peor miseria. De allí que la ANP, al recordar la fecha del «Día del Trabajador/a», reafirma su compromiso de seguir en la labor constante, de participar en la construcción de un destino mejor y más digno de los trabajadores/as de prensa y trabajadores/as en general con quienes nos une el mismo destino.

Lima, 1 de mayo de 2021

Comité Ejecutivo Nacional

 

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