Firmes rechazos a las reformas pensionales y críticas al presidente de EE.UU., Donald Trump, se unieron hoy a los tradicionales pedidos de mejoras salariales y el respeto a los derechos humanos en las marchas del Día de los Trabajadores en Latinoamérica, que transcurrieron, en su mayoría, sin incidentes.
Los sindicatos de Brasil, tras la huelga general del pasado viernes, volvieron hoy a protestar contra las medidas impulsadas por el Gobierno de Michel Temer, quien, con una aprobación de apenas el 9 %, defendió las «innumerables ventajas» de la modificación de las leyes laborales, entre ellas la del sistema pensional.
Los costarricenses pidieron mayor igualdad y rechazaron el aumento del 1 % en la cotización de los trabajadores para las pensiones, ya que el aporte pasará de 2,84 % a 3,84 % del salario, mientras que el de la empresa permanecerá invariable en el 5,08 %.
En El Salvador, los sindicatos rechazaron el recorte al presupuesto del Estado en áreas como seguridad, educación y salud, y urgieron una reforma al sistema de pensiones que les dé «voz y voto» en el manejo de sus ahorros de jubilación.
Las demandas en otros países de la región, como Honduras y Uruguay, se centraron este año en condenar las políticas del presidente estadounidense, Donald Trump.
Los manifestantes hondureños señalaron a Trump de «mantener aterrorizada a toda la población que, por la pobreza, exclusión social, inequidad, injusticia, violencia y desempleo han abandonado sus países, convirtiendo esto en una persecución racista».
La gremial PIT-CNT, la principal central sindical de Uruguay, acusó a Trump de «matar a cientos de niños masacrados por la mal llamada madre de todas las bombas» y aprovechó para reivindicar «la paz en el mundo» en las movilizaciones en ese país.
En otra línea, mientras miles de mexicanos reclamaron derechos laborales y rechazaron el discurso oficial, el presidente Enrique Peña Nieto aprovechó para resaltar cómo, en su opinión, el país ha resistido pese a que el «panorama lucía muy desafiante» por su tensa relación con EE.UU., la subida del crudo y la devaluación del peso.
En Venezuela, en tanto, miles de simpatizantes del Ejecutivo se movilizaron y celebraron el anuncio de este domingo del presidente Nicolás Maduro de un aumento del 60 % del salario mínimo mensual, que sube a 200.000 bolívares.
En paralelo, cientos de opositores se concentraron en varios puntos de Caracas para marchar hacia las sedes del Poder Electoral y Judicial para demandar «un nuevo tribunal» y que en el país se convoque a elecciones.
También cientos de sindicalistas y miembros de organizaciones en Argentina rechazaron las decisiones de su Gobierno y reclamaron un acuerdo salarial con los trabajadores, al tiempo que recordaron que según datos de 2016, la cifra de desempleados llega a 1.500.000.
En Perú, se reveló que 11 millones de personas están en un empleo informal y un 65 % no está afiliado a un sistema previsional, por lo que el presidente Pedro Pablo Kuczynski llamó a «hacer cambios» adicionales si se quiere «un índice de formalización laboral de 60 % a 70 %».
Unos 47.000 colombianos, por su parte, circularon en 77 municipios, de forma pacífica, y protestaron por las condiciones salariales del país suramericano, reclamaron que la paz llegue con justicia social y trabajo digno y exigieron el fin de los asesinatos de líderes sociales.
Según cifras de los organizadores, la capital panameña concentró a cerca de 2.000 personas que rechazaron, como sus pares latinoamericanos, tres de los «males» que afectan al país: la corrupción, la desigualdad y la informalidad laboral.
El presidente boliviano, Evo Morales, aprovechó para conmemorar el día de los trabajadores con la firma de decretos para incrementar en un 7 % el salario básico y 10,8 % el salario mínimo nacional, al tiempo que hizo un llamado a combatir el «capitalismo» y el «imperialismo».
Sin embargo, los empresarios opinan que el aumento es «grave» e «incomprensible» y supondrá un gasto extra de 319 millones de dólares.
El mandatario de Ecuador, Rafael Correa, reivindicó durante la jornada los logros sociales de sus 10 años de «gobierno de los trabajadores», en la que fue su última participación como jefe de Estado antes de entregar la Presidencia el próximo 24 de mayo a Lenín Moreno.
Mientras, cientos de personas denunciaron en la capital paraguaya la inexistencia de libertad sindical y criticaron las políticas del presidente Horacio Cartes, quien se comprometió a generar más oportunidades y empleo.
La principal exigencia de los guatemaltecos fue el respeto a los derechos humanos y laborales, empleos dignos y salarios justos.
Bajo el lema «Todos a la calle», sindicalistas de Nicaragua pidieron a los empleadores garantizar los derechos de sus empleados, en un país donde entre un 70 % y 80 % está en la informalidad, según datos del sector privado.
En Cuba, en tanto, fotografías y pancartas en memoria de Fidel Castro y el Che Guevara marcaron la marcha en la capital, sin reivindicaciones laborales.
Mientras que dos actos simultáneos reunieron a miles de dominicanos en la capital para pedir aumentos salariales, que se respete la libertad sindical, la negociación colectiva y la seguridad social universal, entre otros derechos fundamentales.
Entre los mínimos incidentes de la jornada del Día de los Trabajadores resaltó el cierre abrupto de una marcha en Chile, debido a que la Policía debió combatir con lanzaaguas y gases lacrimógenos a los manifestantes. EFE