Este lunes 21 la ministra de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, Marcela Huaita, condecorará a las personas comprometidas en la construcción de una cultura de paz en el Perú con el Premio por la Paz 2015.
Esta distinción se creó en junio del 2007 mediante resolución ministerial y convoca cada año a decenas de personas e instituciones que, con sus acciones, promueven el fortalecimiento de valores, la disminución de la violencia y la vida en armonía en el Perú.
Un total de 767 candidaturas al Premio por la Paz han sido recibidas en los nueve años que se otorga este reconocimiento. En esta edición, se han presentado 153 candidaturas, provenientes de 22 regiones del país, de los cuales se ha seleccionado a cuatro ganadores:
En Categoría Sociedad Civil – Institución: Asociación Nacional de Familiares de Secuestrados, Detenidos y Desparecidos del Perú – ANFASEP de Ayacucho, representada por una de sus fundadoras Angélica Mendoza de Ascarza, conocida como “Mamá Angélica”. La asociación es conformada en su mayoría por mujeres ayacuchanas quechua hablantes, creada en 1983 con el fin de denunciar las violaciones de los derechos humanos a nivel de la región.
En Categoría Sociedad Civil – Persona Natural: Hermana María del Sagrario Sanz Esteban de Datem del Marañon. La religiosa tiene estudios en medicina y ha dedicado 71 años de su vida solo a promover la paz y mejorar la situación de salud, educación y condiciones socioeconómicas de las familias de la provincia del Datem del Marañon, enseñándoles a los pobladores a mejorar su vida con emprendimientos productivos.
Categoría Sociedad Civil – Experiencias Extraordinarias: José Ignacio Mantecón Sancho, conocido como “Padre Chiqui” ha trabajado con las pandillas de El Agustino desde 1985, impulsando programas de educación, empleo, deporte y obras de reparación de la comunidad.
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Categoría Estado: Imelda Julia Tumialán Pinto, abogada de la Defensoría del Pueblo dedicada a la defensa de los Derechos Humanos, principalmente de las personas que perdieron su libertad injustamente.
Construir una cultura de paz es fundamental para un país que busca el desarrollo con inclusión social y justicia, aspiraciones que requieren fortalecer valores, ideas, actitudes y capacidades para la convivencia pacífica, la cooperación, la tolerancia, la igualdad, el respeto de los derechos humanos y la igualdad de oportunidades, señala el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables.
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Foto: internet