Día Mundial de la Radio: La programación deportiva, ¿falla en igualdad de género?

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Miles de millones de personas en todo el mundo se disponen este año a sintonizar los Juegos Olímpicos de Invierno, la Copa del Mundo de fútbol Rusia 2018 y una gran variedad de eventos deportivos mayores y menores, pero es posible que la mitad de la sociedad quede al margen. Aprovechamos el Día Mundial de la Radio 2018 para analizar la relación inseparable entre deporte y género, y cómo el incremento de la igualdad de género en la transmisión deportiva puede conducir a una mayor libertad de expresión para todos.

Quizás no sorprenda saber que la industria de la radiotransmisión deportiva está dominada por los hombres, como lo está el mundo de los deportes en general. De hecho, el Proyecto Global Monitoreo de Medios realizado en 2015 con apoyo de la Unesco presentó una imagen especialmente negativa en materia de igualdad de género en la cobertura deportiva. Solo el 12% de los eventos deportivos son transmitidos por mujeres, y, entre los más de 50 temas que se estudiaron, el deporte resultó ser el que tenía menor probabilidad de que lo presentaran mujeres.

Lo más alarmante que se encontró es que las mujeres representan apenas el 7% de los deportistas retratados en los medios de comunicación, y solo el 4% de las historias deportivas se centran predominantemente en las mujeres. En muchos casos, los porcentajes de la radio eran incluso peores que los de otras formas de difusión.

Por supuesto, esto no es solo un problema de cantidad o equilibrio. Otros estudios han determinado que, incluso cuando se presentan atletas femeninas, es posible que la cobertura se enfoque en deportes femeninos “estereotipados”, como la gimnasia y el voleibol, y que los eventos y logros deportivos de las mujeres a menudo obtienen poca o ninguna cobertura.

Según Cambridge University Press, en el ámbito de la cobertura deportiva las mujeres son mucho más propensas a ser llamadas “chicas” que los hombres “muchachos”, y los medios destacan en exceso sus roles de madres, esposas o hijas. En el peor de los casos, los medios pueden concentrarse en la apariencia física de las mujeres y “degradarlas a un papel de objetos sexuales”, lo que la Harvard Law Review sugiere que podría obstaculizar los esfuerzos de los medios de comunicación para construir una audiencia deportiva más diversa y desalentar a las jóvenes de participar en deportes. Otros estudios sugieren incluso que este tipo de tratamiento puede provocar una imagen corporal negativa y una baja autoestima entre las atletas.

La radiodifusión deportiva también es increíblemente poderosa en la formación de criterios normativos para hombres y niños, no solo respecto a cómo ven a las mujeres, sino también sobre cómo piensan acerca de ellos mismos.

En un campo tan dominado por los hombres como lo es el deporte y con una “cultura masculina” ligada al deporte estereotipada en gran parte del mundo, existen muy pocas instituciones con su influencia que transmitan a los jóvenes valores y comportamientos positivos.

Si la cobertura deportiva de las mujeres a menudo se centra en la familia y la sensualidad, la cobertura de los hombres suele enmarcarse en términos de conflicto, batalla y dominio. Predominan las imágenes de jugadores recios y agresivos que rechazan sucumbir a la debilidad del dolor o la emoción. La violencia se entreteje a lo largo de la cobertura deportiva; en algunos deportes es una distracción del juego, en otros es su parte integral.

Los medios de comunicación pueden decidir en qué medida aparece esto y qué tratamiento se le da. Un estudio realizado en Estados Unidos encontró que más de la mitad de los jóvenes afirmaron que a menudo experimentaron la violencia a través de los medios deportivos y es crucial considerar dicho impacto en sus futuras actitudes respecto a la agresión o a la resolución de conflictos.

Para la prensa deportiva, la severa falta de comentaristas mujeres, la escasa cobertura que se brinda a las competiciones femeninas y la promoción de estrechos estereotipos de género representan no solo un desafío para el pluralismo y la objetividad de los medios de comunicación, sino que también una complicidad en la limitación de opciones para que todas las personas se expresen y vivan la vida que desean vivir.

Si bien en algunas áreas se observan avances alentadores, son precisas nuevas prácticas de cobertura deportiva que den igualdad de oportunidades en los organismos de radiodifusión, ofrezcan una representación más justa de los atletas femeninos y masculinos y celebren a todos los atletas independientemente del género.

 

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