BRASILIA.- Frente a los 81 senadores reconvertidos en el gran jurado que decidirá el martes, si se va o se queda, la suspendida presidenta del Brasil, Dilma Rousseff, aclaró: “No lucho por mi mandato, ni por vanidad, ni por el poder. Lucho por la democracia”.
En su emotivo discurso apeló a los sentimientos, a su historia política, a su carácter y a su trayectoria para dejar claro que la echan injustamente, en un golpe de Estado, sin que exista ninguna prueba de delitos.
Recordó, como ha recordado muchas veces (sobre todo en campaña electoral), que en 1971, siendo una joven revolucionaria de 20 años, fue apresada e incriminada por las fuerzas de la dictadura.
Y es que en ese entonces se la juzgó por primera vez en su vida y se la condenó sin motivo. Hay una famosa foto de ese día en la que aparece mirando de frente a unos jueces militares que se tapan la cara para no ser reconocidos.
“Ahora no hay torturas, pero hoy también miro a los ojos de las personas que me juzgan. Y todos nosotros seremos juzgados por la historia. Esta es la segunda vez en mi vida en que, junto a mí, se juzga a la democracia”, añadió.
No obstante aseguró que respeta a los senadores que votarán en contra de ella, que agradece a los que votarán a favor, y se dirigió a los que aún están indecisos: “Observen el precedente que se está creando. No acepten como verdad eso de que saliendo yo mejorará la crisis, porque será al revés”.
Insistió que los delitos de que la acusan, haber recurrido a créditos y a fondos de bancos públicos para cuadrar el presupuesto y para efectuar pagos de determinadas partidas sin permiso del Congreso, no son en el fondo tales delitos sino pretextos para que abandone el cargo.
Destacó que el impeachment responde exclusivamente a motivos políticos y no técnicos ni jurídicos. “Y no es legítimo apartar a un presidente por el conjunto de su obra. Eso sólo lo pueden hacer el pueblo y los votos”, exclamó.
“Las élites conservadoras querían el poder a cualquier precio”, dijo tras señalar que esos motivos políticos esconden intereses:
Reconoció que había cometido errores pero añadió que entre sus errores “no se cuenta la cobardía”.
“Nunca cedí y nunca cambié de bando”, añadió, en alusión directa y retadora a los senadores que en épocas anteriores la han apoyado y anuncian que van a votar en su contra entre los que figuran ex ministros y ex gobernadores como Cristovam Buarque, en su tiempo miembro del PT y ahora proclive al impeachment.
Recordó también que ella nunca ha sido acusada de llevarse un real público a su bolsilloy recordo que el desencadenante de todo este proceso, el ex presidente de la Cámara de Diputados Eduardo Cunha, está acusado por la Fiscalía brasileña de detentar cuentas millonarias en el extranjero procedentes de los sobornos interminables de Petrobras.
“Y curiosamente, soy juzgada por crímenes que no cometí mientras que Cunha aún no tiene juicio pendiente. ¿Ironía de la historia? No, una acción deliberada”, recalcó. “Estamos ante la concretización de un golpe de Estado”, reiteró. (ECHA- Agencias)