Las moléculas podrían ofrecer la posibilidad de compensar o preservar la comunicación neuronal en personas que sufren de problemas de memoria o trastornos neurodegenerativos y de neurodesarrollo, como el Mal de Alzheimer y ciertas formas de autismo y retraso mental.
Esos padecimientos implican una pérdida de las espinas dendríticas, una regulación incorrecta de las mismas o su deterioro.
El equipo de los expertos probó en ratones y observó que los compuestos producían un incremento significativo en la densidad de esas espinas e impedían su pérdida, lo cual sucede en presencia de la beta-amiloide, sustancia que forma placas en los cerebros de las personas con el Mal de Alzheimer.
Constataron además que cuanto mayor fue la concentración del candidato a fármaco, mayor era la densidad de las espinas, así como que el efecto es reversible ya que una vez retirados los compuestos, las espinas retrocedieron en un plazo de 24 horas.