QUITO.- El presidente ecuatoriano, Rafael Correa, admitió hoy que la situación en su país por las permanentes protestas de la oposición es «bastante grave» porque hay grupos contrarios con ánimo de desestabilizar su Administración.
Correa, en su habitual informe sabatino de radio y televisión retransmitido a Ecuador desde la ciudad italiana de Milán, añadió que en las protestas opositoras también se han generado hechos violentos.
El mandatario ecuatoriano visita Europa desde el pasado lunes, ya que participó en la cumbre eurolatinoamericana en Bruselas y en la feria Expo Milán 2015, en una semana en la que en Ecuador se han desarrollado movilizaciones diarias de la oposición y el oficialismo.
Las protestas opositoras critican, sobre todo, unas propuestas de reformas legales a la herencia y a la plusvalía impulsadas por el Ejecutivo, normativas que defienden las manifestaciones oficialistas.
En Quito, las movilizaciones convocadas por ambos bandos se han concentrado en la avenida de Los Shyris, en el casco comercial de la ciudad, donde se han registrado algunos altercados, pese a la presencia de la Policía que los ha mantenido separados.
«La situación del país está bastante grave. Esta gente está muy violenta», dijo hoy Correa al comparar los hechos en su país con lo que ha ocurrido en Venezuela.
Según él, los grupos poderosos del continente que se oponen a Gobiernos progresistas como el suyo intentan desesteabilizarlos a través de lo que ha denominado el «golpe blando», que comienza con el «calentamiento de las calles».
Los grupos de oposición en Ecuador «tienen dinero, logística, tienen asesores extranjeros» y también «la complicidad de la prensa», agregó el mandatario.
«Es una estrategia parecida a la que le hacen a Venezuela«, aunque «en nuestro país no pasarán», debido al importante apoyo popular con el que goza el Gobierno, agregó al defender sus propuestas para gravar con impuestos las herencias y la plusvalía inmobiliaria.
Durante el informe, algunos opositores irrumpieron en el lugar donde se desarrollaba la presentación del mandatario para protestar contra su Administración, hecho que Correa comparó con lo que sucede en Ecuador.
«Esa es la relación, 1.500 (afines al Gobierno) a 5» opositores, dijo el gobernante, que llamó a sus simpatizantes a no dejarse ganar «la guerra psicológica» que presume llevan adelante sus adversarios.
Recordó que las protestas han tomado como «pretexto», sobre todo, las reformas sobre las herencias, que fijan unas tablas progresivas de impuestos al patrimonio y que, según él, afecta, sobre todo, a pocas familias adineradas del país.
Las protestas de la oposición ecuatoriana están derivando en la violencia.
Puso como ejemplo que con las tablas de cálculo del impuesto, con una fortuna de 3 millones de dólares repartida entre tres herederos, cada uno de ellos debería pagar 89.000 dólares de impuestos, una cifra que consideró justa en su estrategia para redistribuir la riqueza en el país.
Asimismo, en otro ejemplo, dijo que sobre un patrimonio de 420.000 dólares que podría amasar una familia tipo con tres herederos, ellos no pagarán impuestos sobre la herencia.
Según el Gobierno, el 98 por ciento de la sociedad no pagará el gravamen a las herencias y sólo el 0,1 por ciento de las familias más acaudaladas tendrá el incremento, de acuerdo a la reforma que se tramita en la Asamblea Nacional (Parlamento).
Tampoco afectarán a los pobres ni a la clase media los impuestos propuestos a la plusvalía inmobiliaria que, según Correa, afectará a los «acaparadores de tierra» que logran ganancias extraordinarias con la especulación de los predios.
Para Correa, las reformas persiguen que «el rico pague más, el pobre no pague nada y que la clase media pague muy poco. Eso se llama justicia social», apuntó.
Quienes participan en las protestas de la oposición «no están defendiendo la familia, no están defendiendo la verdad, no están defendiendo la justicia; están defendiendo el bolsillo de unos cuantos», apostilló el mandatario.