CALIFORNIA.- El emblemático Trini López, una leyenda viviente que no puede dejar de tocar la guitarra, a los 80 años de edad anunció su álbum 80, un hito en una espectacular carrera que alcanzó alturas que nunca se hubiera imaginado.
El oriundo de Dallas se convirtió en una superestrella internacional a principios de los años 60, cuando su sencillo “If I Had a Hammer” llegó a ser No. 1 de las listas de popularidad en 25 países en 1963.
La música lo sacó a él y a su familia de la pobreza. Hijo de inmigrantes mexicanos de Guanajuato, López recuerda su difícil comienzo en el barrio de Little México en Dallas.
Habló de lo que es ser pobre, de la violencia y los prejuicios; pero todo pareció cambiar cuando su padre le compró una guitarra de $12 en una casa de empeño lo que para él era un lujo.
“Ese fue el más grande regalo de mi vida”, recuerda López, actualmente radicado en California.
Tocaba en las esquinas. Después, en clubes exclusivos de Dallas como el Cipango Club. También en algunos lugares que no permitían la presencia de mexicanos en los 40 y 50.
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Más tarde fue aconsejado por estrellas de Hollywood como Frank Sinatra y Norman Petty, figuras que influyeron en su carrera.
Durante todo ese tiempo López se mantuvo fiel a sus raíces. En esa época le decían que nadie compraría un disco de un artista con apellido mexicano.
“López tiene que desaparecer”, recuerda que le dijeron una vez que hacía un trato para un álbum.
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“Le dije: ‘Siento haberle hecho perder su tiempo y le agradezco por la oportunidad, pero no’”, recuerda el cantante tras negarse a firmar acuerdos que le pedían cambiar de nombre.
“¿Sabe cuantos artistas [latinos] se cambiaron el nombre? Vikki Carr y Freddy Fender. Yo insistí en dejar mi apellido. Me siento orgulloso de ser López; estoy orgulloso de ser mexicano”, dijo.
López hizo fortuna y daba dinero a sus padres y hermanos; les regalaba cosas que nunca imaginaron poder llegar a tener, como unas lindas vacaciones y una casa.
Su hermana, Lucy Martínez, quien todavía vive en Dallas, dijo que su hermano es el milagro de la familia.
“Cuando alcanzó el éxito, quiso devolverlo todo”, dijo Martínez, de 87 años. “Era muy leal a su familia”.
López extendió su carrera hasta la actuación, habiendo actuado en la película The Dirty Dozen (1967), y en los últimos 10 años ha estado trabajando en un libro sobre su carrera.
Hay algunas decisiones que lamenta haber tomado, como cuando rechazó un contrato de 20th Century Fox por tres años para hacer películas. O cuando Universal Studios le ofrecía un contrato para hacer cine y televisión. Y la obra en Broadway que en ese tiempo pensó no valía la pena. (ECHA-Agencias)