WASHINGTON.- La audiencia para confirmar al candidato de Donald Trump al Tribunal Supremo, el conservador juez Brett Kavanaugh, comenzó este martes en el Senado entre la protesta de mujeres vestidas como oprimidas y los demócratas, que reclamaban posponer la sesión.
Y es que el nombramiento de Kavanaugh para un puesto vitalicio es clave porque inclina la mayoría del alto tribunal hacia los conservadores, convirtiéndose en una de las grandes batallas políticas antes de las elecciones de noviembre.
El inicio de la jornada se demoró alrededor de una hora por el bullicio de la sala y porque los demócratas reclamaban, como mínimo, votar sobre un aplazamiento de la audiencia.
El motivo era que hasta la noche anterior no habían tenido acceso a un total de 42.000 páginas de documentos relativos al trabajo del nominado como asesor legal de la Administración de George W. Bush —papel que desempeñó durante casi tres años— y no habían tenido tiempo a revisarlos.
En total, el equipo de Bush entregó 415.000 páginas al comité judicial que se encarga de la confirmación del candidato al Supremo pero el Gobierno de Trump ha decidido bloquear de entrada algo más de 100.000 páginas apelando a sus privilegios ejecutivos, algo también tachado de abuso por los demócratas.
Fracasado el intento demócrata de aplazamiento, los legisladores progresistas cuestionaron el conservadurismo de Kavanaugh y lo consideraron un peligro para importantes conquistas sociales logradas en EE UU a lo largo del tiempo.
“El presidente que le ha nominado dijo ‘nombraré a alguien que sea antiaborto y partidario de las armas”, reprochó la demócrata Dianne Feinstein.
Kavanaugh, de 53 años, es un juez de apelaciones de Washington que, además de haber ejercido como asesor legal en la presidencia de Bush hijo, formó parte del equipo de investigación del fiscal Kenneth Starr, que acusó a Bill Clinton en el caso de Monica Lewinsky.
«Un juez debe ser independiente e interpretar la ley, no hacer la ley», recalcó el nominado, tratando de subrayar su independencia de Trump o del Partido Republicano.
Kavanaugh gusta en el establishment conservador y preocupa sobremanera a los defensores del aborto.
También suscita críticas su postura respecto al posible procesamiento judicial o no de un presidente —en un escrito de 2009 cuestionó la conveniencia de hacerlo—, punto clave si la investigación de la trama rusa acaba arrojando alguna acusación contra Trump (hace dos semanas su exabogado personal, Michael Cohen le incriminó en un delito de financiación ilegal de campaña por el pago de dos mujeres para callar sobre sus aventuras sexuales).