CALIFORNIA.- Centenares de manifestantes se volcaron a las calles de San Diego para protestar contra la visita del presidente Donald Trump a la zona de los prototipos del muro fronterizo que proyecta construir construir.
Anticipando la llegada del mandatario activistas, funcionarios públicos y líderes comunitarios iniciaron las jornadas de dos días de protestas contra el mandatario, a quien calificaron incluso de “persona non grata”.
Grupos defensores de Derechos Humanos se unieron en el histórico Parque Chicano, para enviar el mensaje de que el presidente “no es bienvenido en la ciudad”, dada su retórica antiinmigrante y su insistencia de amurallar la frontera con México.
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El mandatario estadounidense llegará este martes a la frontera, en la que será su primera visita a San Diego, California, desde que inició su gestión. En su agenda figura observar los ocho prototipos ya construidos de lo que podría ser su prometido muro entre México y Estados Unidos.
“Es ‘persona non grata’; aquí no le damos ninguna bienvenida, es un rechazo contundente”, dijo Pedro Ríos, director del Comité de Amigos Americanos en San Diego, quien considera que la visita es únicamente una oportunidad para que el presidente “se tome la foto”.
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“Yo creo que viene de manera muy oportunista a tomarse la fotografía frente a los prototipos y, de esa forma, presionar al Congreso para que se vea con las manos atadas y le dé fondos para que construya su muro”, agregó el activista.
Andrea Guerrero, directora ejecutiva del grupo Alliance San Diego, coincidió con Ríos en que la corta visita es parte de un “show de los prototipos” para justificar un “muro que no tiene razón”.
“Los prototipos son un monumento a su carácter, un monumento de vergüenza. Vergüenza por las vida que se han perdido y por el daño que nos ha hecho”, comentó la mujer.
Los ocho prototipos que observará Trump fueron construidos el año pasado con un presupuesto de la Casa Blanca, pero la construcción del muro requerirá de la aprobación del Congreso, si acaso éste estuviera dispuesto a destinar para ello un fondo de por lo menos $21,000 millones.
Pero la frontera entre San Diego (California) y Tijuana (México) ya sabe lo que es vivir frente a un muro desde los años noventa, cuando se instaló la barda actual como parte del denominado Operativo Guardián.
Detractores de la que ha sido la propuesta insignia del presidente la ven como una “necedad”, dado que actualmente el cruce de indocumentados se encuentra en los niveles más bajos en décadas.
“Ese muro no es nada más que racismo, no va a funcionar para nada más”, señaló Juan Vargas, congresista demócrata por San Diego. (ECHA- Agencias)