ATLANTA (EEUU.).- El uso sin fines médicos de opioides de prescripción aumentó más del doble en la pasada década en Estados Unidos, lo que constituye un problema de salud pública cada vez más grave, de acuerdo con un reporte divulgado hoy por los Institutos Nacionales de Salud (NIH).
La investigación encontró que casi 10 millones de adultos en EEUU (4.1% del total de la población adulta) usó medicamentos opioides como OxyContin y Vicodin de una forma para los que no fueron prescritos entre el 2012 y 2013, una cifra superior en comparación con el 1.8% entre los años 2001 y 2002, es decir una década atrás.
Entre los usos inadecuados más citados en el estudio figura el haber consumido estos medicamentos en mayor cantidad, por períodos más prolongados y más seguido que lo prescrito.
«El creciente uso incorrecto de los medicamentos opioides para el dolor bajo receta plantean un sinnúmero de serias consecuencias de salud pública», indicó Nora Volkow, directora del Instituto Nacional de Abuso de Drogas (NIDA) estadounidense.
Más del 11% de los estadounidenses reporta haber usado opioides sin fines médicos en algún momento de su vida, en comparación con el 4.7% en la década pasada, de acuerdo con el estudio.
Los hombres con un ingreso inferior a 70,000 dólares anuales y que solo llegaron hasta la escuela secundaria son el grupo con mayor incidencia en el uso de opioides.
Los blancos y los nativos americanos, y quienes viven en la zona Oeste Central y Oeste de Estados Unidos, figuran entre quienes hacen un mayor uso de estos medicamentos.
Las autoridades han expresado además su preocupación por el creciente número de personas que cumplen con los criterios establecidos para considerarse adictos a opioides, cifra que ha aumentado durante la última década y que ya alcanzó los 2.1 millones de adultos en Estados Unidos.
«En algunos casos, el uso inadecuado de opioides de prescripción médica puede conllevar al uso de heroína intravenosa con el consecuente aumento del riesgo de VIH, hepatitis C y otras infecciones entre las personas que comparten las agujas», indicó la funcionaria.
Las muertes por el uso inapropiado de opioides, tanto aquellos prescritos como los obtenidos de forma ilícita, se cuadruplicó entre 1999 y 2014, de acuerdo con cifras de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC).
Al menos 78 estadounidenses mueren cada día a causa de sobredosis de opiáceos, que incluyen los medicamentos recetados para el dolor y la heroína, y en 2014 -el último año del que se tienen datos oficiales- más de 28.000 personas perdieron la vida por esta razón.
El reporte destaca además el rol que deben tener los médicos en los esfuerzos por ayudar a reducir el riesgo de abuso o sobredosis de este tipo de medicamentos.
«Dado al dramático aumento en el uso de opioides de prescripción sin fines médicos, es importante que los médicos y pacientes también reconozcan la potente interacción de los opioides con el alcohol y otros medicamentos sedativos. Interacción que puede ser letal», aseveró George F. Koob, el director del Instituto Nacional de Abuso de Alcohol y Alcoholismo (NIAAA).
Los CDC instaron este año a la comunidad médica a evitar prescribir opioides para tratar a pacientes con dolores crónicos y hacer frente a la «epidemia» de muertes por sobredosis que afecta al país.
Las autoridades además recomendaron a los médicos utilizar la dosis más baja posible y observar de cerca el progreso de los pacientes a los que se les ha recetado este tipo de medicamentos para reducir el riesgo de abuso o sobredosis.
Asimismo, en marzo de este año, la Casa Blanca anunció la creación de un fondo de 11 millones de dólares para ayudar a las autoridades locales con el tratamiento médico contra la adicción a los analgésicos opiáceos y la heroína.
La iniciativa también destinó fondos para que los estados puedan comprar y distribuir naloxona, un medicamento que se utiliza para revertir los efectos de las sobredosis de opioides y que está disponible sin receta en algunas farmacias del país.