INDIANA.- El terrorista John Walker Lindh, conocido como el «talibán estadounidense» tras ser capturado mientras luchaba con los insurgentes islamistas en noviembre de 2001, salió de prisión este jueves tras cumplir 17 años de cárcel.
Su liberación generó preocupaciones, ya que sugieren que no ha abandonado la ideología que lo llevó a Afganistán. Nació en San FrancisCo, se convirtió al islam a los 16 años y viajó luego a Yemen, Pakistán y Afganistán para unirse al grupo terrorista.
El secretario de Estado Mike Pompeo aseguró que el hombre de 38 años es todavía una amenaza y consideró que esta liberación es inexplicable e irrazonable.
Conocido como «Detenido 001» durante la guerra contra el terrorismo emprendida por Washington, la liberación de Lindh resucita los recuerdos de los ataques del 11 de septiembre en Nueva York y destaca el hecho de que, casi dos décadas después, Estados Unidos continúa batallando a los talibanes sin que se vislumbre un final.
«Por lo que entiendo, todavía amenaza a Estados Unidos de América y aún sigue comprometido con la misma yihad a la que se unió y que mató a un gran estadounidense y un gran oficial, el agente de élite de la CIA Johnny Spann, dijo Pompeo al canal Fox News.
«Hay algo profundamente preocupante y malo en ello», agregó.
Mientras su familia y cercanos aseguran que jamás utilizó las armas contra su propio país, otros dicen que sigue siendo un yihadista comprometido y un peligro para la sociedad.
En una carta dirigida a la Agencia Federal de Prisiones, dos senadores citaron esta semana acusaciones no comprobadas de que Lindh apoya la violencia extremista «abiertamente» y se preguntaron cómo se logrará contener esa supuesta amenaza.
«Debemos considerar las implicaciones de seguridad y protección para nuestros ciudadanos y las comunidades que recibirán a individuos como John Walker Lindh», dijeron.
Lindh, de 38 años, fue sentenciado a dos décadas de cárcel, pero por buena conducta salió de la prisión de alta seguridad de Terre Haute, en Indiana, tres años antes.
Hijo de una pareja de clase media que vivía en el norte de San Francisco, Lindh se convirtió al islam a los 16 años y viajó en 1998 a Yemen a estudiar árabe..
A mediados de 2001, aparentemente atraído por las historias de maltrato a los afganos, se unió a la lucha de los talibanes contra la Alianza del Norte, grupo opositor local que recibió luego el apoyo de Estados Unidos.
Después de que Estados Unidos interviniera en Afganistán tras los ataques del 11 de septiembre de 2001, Lindh fue uno de los cientos de combatientes capturados por las fuerzas de la Alianza del Norte, el 25 de noviembre.
Uno de ellos, Johnny Micheal Spann, murió en una revuelta de prisioneros horas después de haber interrogado a Lindh, lo que lo convirtió en el primer estadounidense asesinado en el conflicto posterior al 11 de septiembre en Afganistán.
Una vez de regreso en Estados Unidos, fue acusado de múltiples cargos de terrorismo y conspiración para matar estadounidenses. Políticos y generales demandaron entonces que se condenara a la pena de muerte.
Pero en julio de 2002, se declaró culpable de cargos mucho más reducidos relacionados con ayudar ilegalmente a los talibanes y de portar armas y explosivos.
Su sentencia de 20 años fue declarada una «victoria para el pueblo estadounidense en la batalla contra el terrorismo». Pero también planteó dudas sobre el trato físico y legal que estaban recibiendo los detenidos de la guerra contra el terrorismo. (ECHA. Agencias)