El béisbol, el rey de los deportes en Cuba, fue investido como Patrimonio Cultural de la Nación por su perdurable capacidad de conjugar la actividad deportiva, el espectáculo y la tradición oral.
El deporte de la ‘pelota caliente’ subió al mismo pedestal de otras quince manifestaciones inmateriales de la cultura cubana entre las que figuran expresiones musicales como la rumba, el son, el danzón y el bolero, el popular carnaval de Santiago de Cuba y los saberes de los Maestros roneros de la isla.
En Cuba, donde el béisbol es el principal espectáculo deportivo y el de mayor número de seguidores, hoy se celebra este acontecimiento en el estadio Palmar de Junco, de la provincia occidental de Matanzas, el terreno donde se disputó el primer desafío oficial de las bolas y los strikes en el país caribeño.
La inclusión del juego de pelota en el patrimonio cultural cubano se emparenta con la identidad, tradiciones y hasta con expresiones del lenguaje cotidiano surgidas a través de su práctica en la isla, una asignatura casi obligatoria para los cubanos desde su infancia.
CEREMONIA DE INVESTIDURA
En el Palmar de Junco, considerado el estadio en activo más antiguo del mundo, la Declaratoria de Patrimonio Cultural de la Nación del juego, sus saberes y prácticas asociadas, reunió a jugadores de gran talla como Wilfredo Sánchez, Gaspar «El Curro» Pérez y Fernando Sánchez, junto a campeones olímpicos y mundiales, y personalidades de la cultura.
«Estoy muy contento porque se haya seleccionado el béisbol como Patrimonio Cultural. Es algo por lo que hemos luchado siempre y del cual me siento privilegiado por haber aportado algo», declaró a la prensa Fernando Sánchez.
Su colega el «El Curro» Pérez dijo que le «emociona mucho que esta declaratoria se haga aquí en este estadio Palmar de Junco que tanta historia tiene incluida. Aquí jugaron los fundadores de este deporte, mi padre se hizo pelotero aquí y la mayoría de todos esos inmortales que hicieron grande este deporte».
La ceremonia también contó con la música de la legendaria orquesta Failde, heredera del creador del danzón, baile nacional cubano declarado Patrimonio Cultural de la Nación en 2013.
LA PASIÓN POR EL BÉISBOL
La pasión de los cubanos por el béisbol ha llegado hasta su propio lenguaje coloquial, en el que frecuentemente se escuchan frases que trascienden los estadios y se usan para describir temas de la vida cotidiana.
Algunas como «me poncharon», se refieren a un examen escolar con nota desaprobada; aquella que dice «en tres y dos» alude a una decisión complicada; y otras como «cayó de fly» -relativa a un imprevisto- o «foul a la malla» -una acción negativa- recuerdan el origen anglosajón de esta disciplina.
El béisbol tiene en la isla un fuerte arraigo popular que se ha trasmitido de una generación a otra y es protagonista de espacios de debate de aficionados que se reúnen en sitios públicos o peñas dedicadas a intercambiar sobre su deporte favorito que cada año disputa un campeonato nacional con equipos de todas las provincias.
La distinción cultural al béisbol es para algunos aficionados un estímulo para este deporte que desde hace varios años no logra los resultados competitivos esperados en eventos internacionales y sufre una sangría de jóvenes talentos que tienen como principal objetivo insertarse en las Grandes Ligas de Estados Unidos.
EL TEMPLO DEL BÉISBOL EN CUBA
Cuando el 27 de diciembre de 1874 los equipos Habana Baseball Club y Matanzas se enfrentaron en un partido en el emblemático Palmar de Junco, situado unos 100 kilómetros al este de La Habana, el béisbol quedó inscrito en la historia deportiva cubana.
Los más destacados al bate fueron entonces los habaneros Esteban Bellán, receptor con tres jonrones y siete carreras, y Emilio Sabourín, con un cuadrangular y ocho impulsadas.
El Palmar de Junco es desde febrero de 2016 la sede del Salón de la Fama del béisbol, el único de su tipo en Cuba donde se da homenaje a las glorias de este deporte en la isla.
Entre ellas destacan el pelotero Martín Dihígo -conocido por el sobrenombre de «El Inmortal», José de la Caridad Méndez (El Diamante Negro), Félix Isasi, Rigoberto Rosique, Tomás Soto, Alfredo García y Evelio Hernández.
En esa instalación histórica -declarada monumento nacional- también radica la academia de béisbol de la provincia de Matanzas en la que se forman los peloteros juveniles y de la categoría de 15-16 años. EFE