¿Qué sucede cuando un paciente recibe un diagnóstico terminal o un joven está por agredirse porque está preso de su mente y ninguna medicina lo pone a salvo? Muchas personas que en Perú no veían una salida a sus angustias han encontrado calidad de vida en el cannabis medicinal.
A pesar de ello, los pacientes peruanos aún afrontan la falta de acceso masivo, y en todas sus formas, al cannabis en las farmacias, pues casi cuatro años después de que se promulgara una histórica ley que permitió su uso hasta ahora solo un establecimiento estatal está autorizado para venderlo.
A esto se suma que la ley aprobada en 2017 permite la siembra de la planta, pero la Dirección General de Medicamentos, Insumos y Drogas hasta hoy «no da los permisos», afirmó a Efe la presidenta de la organización Cannabis Gotas de Esperanza, Francesca Brivio.
ESPERANZA PARA CASOS GRAVES
Es una mañana de verano en San Juan de Lurigancho, un distrito de más de 1,2 millones de habitantes en el este de Lima, y Jorge Padilla, de 71 años, está sentado en la sala de su casa, acompañado por su esposa y su hijo, con muy buen semblante y estado físico.
Sin embargo, hace dos años, Padilla recibió un diagnóstico de cáncer cerebral, tras percibir que estaba perdiendo la visión de un ojo y tenía problemas para salir a caminar.
«Mi papá tenía de pronóstico (de vida) sólo seis meses, el tumor que le detectaron era de grado 4, el más agresivo, un tumor súper difícil», contó a Efe su hijo, también llamado Jorge Padilla.
A varios kilómetros de ahí, en el distrito norteño de Carabayllo, la familia de Roger Quispe, de 31 años, vivía angustiada porque el menor de sus hijos había desarrollado una personalidad esquizoide, además de la epilepsia que sufría desde los 7 años.
«Estuvo muy grave, estaba ya con esquizofrenia, que incluso agarró un cuchillo, porque él pensaba que lo estaban persiguiendo y tuve que detenerlo. Todo eso me desesperó», declaró a Efe su madre, Betty Gamarra.
Como muchos familiares que buscan ayuda para sus seres queridos, el hijo de Padilla y la mamá de Quispe contactaron con Brivio, cuya organización asesora en el uso del cannabis para fines medicinales y terapéuticos.
La misma Brivio llegó hace unos años al uso del cannabis después de recibir un diagnóstico de mastocitosis, un desorden en la sangre que le provocó alrededor de 60 síntomas y una serie de tratamientos médicos, que progresivamente fue dejando.
CALIDAD DE VIDA AL ENFERMO
El cambio ha sido radical para estas personas, que sí se han beneficiado con la legalización del cannabis para uso medicinal y terapéutico, tras una amplia campaña de asociaciones civiles.
Es el caso de Roger, quien desde que empezó a tomar el aceite de cannabis se siente mucho mejor, ha reducido las pastillas que toma a diario y vio disminuir las convulsiones que tenía por la epilepsia.
«Desde que estoy tomando esas medicinas, me siento mejor porque primero sospechaba de las personas, que me estaba mirando o viendo, queriendo sospechar sobre algo… desde que tomé el aceite, ya mejoré», expresó.
Su madre agregó que «la convulsión le ha reducido bastante y también sobre todo la psicosis que tenía».
Padilla, por su parte, comenzó un tratamiento con aceite de cannabis en paralelo con la quimioterapia y se siente «normal», por lo que dice haber superado el impacto de la terapia y el «desánimo de las pastillas».
«Sentía que el cannabis me normalizaba, me aliviaba esas molestias. Incluso en las mañanas ya me iba a dar mis vueltas al parque, pero ahorita me he frenado en eso de salir por la pandemia», comentó.
AL MARGEN DE LA MEDICINA TRADICIONAL
Max Alzamora, uno de los médicos fundadores de Gotas de Esperanza, dijo a Efe que empezó a tratar a sus pacientes un año antes de que se aprobara la ley que regula el uso medicinal del cannabis en Perú, aún sabiendo que se estaban «arriesgando tanto el paciente como los médicos» que lo utilizaban.
A pesar de la promulgación de la ley, por presión de organizaciones como la de Brivio, el reglamento que la puso en ejecución fue aprobado en 2019, pero hasta el momento sólo una farmacia estatal vende el producto en Lima.
«Lo que ahorita se vende es solamente en Lima, y sólo se vende el aceite, (pero) deja fuera las flores, que en mi tratamiento es importante», aseguró Brivio.
Alzamora advirtió, por su parte, que se «puede entrar a las redes sociales y encontrar cannabis, pero no quiere decir que sea un buen producto porque no hay modo de fiscalizarlo».
En ese sentido, además de revelar que aún no se otorgan los permisos para la siembra, Brivio dijo que el tratamiento tampoco está cubierto por los seguros de salud, a pesar de que el reglamento lo autoriza.
DIFÍCIL ACCESO AL CANNABIS
Al menos dos componentes de la planta, el THC y el CBD, han sido ampliamente estudiados y se ha evidenciado, en el primero, el efecto analgésico, contra las náuseas y antitumoral, agregó Alzamora.
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«El CBD es el componente no eufórico, que tiene una acción anticonvulsionante, antiinflamatoria, ansiolítica, antidepresiva, mejora la coordinación motora fina, el equilibrio y una dosis alta podría condicionar el sueño», detalló el especialista.
El médico usa ambos componentes en distintas concentraciones, de todas las partes de la planta, para tratar a sus pacientes de acuerdo con su diagnóstico, e igualmente se puede administrar en aceite, vaporizador, ungüentos u óvulos vaginales, entre otras vías.
Alzamora agregó que durante «todo ese tiempo» han «trabajado en la oscuridad, pero evidenciando bastante mejoría en la calidad de vida de los pacientes».
El consultorio de este médico ha cumplido un año desde que abrió formalmente en Lima, y en ese periodo ha atendido a más de 1.200 pacientes que han presentado 127 diagnósticos diferentes.
EFE- Mónica Martínez