MADRID- La disposición de los nacionalistas catalanes y vascos a facilitar la investidura de Pedro Sánchez incrementó este miércoles la presión sobre los izquierdistas de Unidas Podemos (UP) para aceptar la oferta de negociación del líder socialista con el fin de formar gobierno en España.
Sánchez ofreció este martes a sus posibles socios de UP cargos «muy relevantes» y un «programa común progresista», pero volvió a descartar la posibilidad de formar un Ejecutivo de coalición.
El jefe del Ejecutivo español en funciones necesita para lograr su investidura el imprescindible respaldo de los 42 diputados de UP (izquierda), ya que los 123 escaños que obtuvieron los socialistas en las elecciones del pasado 28 de abril no son suficiente mayoría para ser reelegido en el Congreso.
El Partido Socialista (PSOE) acudirá mañana jueves a su reunión con UP tras conseguir que ambas formaciones nacionalistas (PNV y ERC) hayan anunciado públicamente su disposición a no bloquear la investidura de Sánchez, aunque tanto interlocutores de los negociadores socialistas como dirigentes del partido creen que la repetición electoral es la opción más probable.
El tiempo corre hacia el 23 de septiembre, día en que acaba el plazo constitucional antes de la disolución del Parlamento española y la convocatoria de comicios, y en el tablero de apuestas políticas se mantiene en alza la opción de que haya que volver a las urnas a pesar de que el PSOE ha mostrado un mensaje más optimista y una actitud más conciliadora.
El presidente del Ejecutivo español en funciones se está moviendo para recabar los apoyos parlamentarios al fin de poder afrontar una nueva sesión de investidura.
El líder socialista desgranó ayer un programa para el acuerdo y hoy sus dirigentes de confianza, pero también él mismo, celebraron las primeras reuniones.
La portavoz del PSOE en el Congreso español, Adriana Lastra, abogó hoy tras el encuentro con ERC (republicanos independentistas catalanes de izquierdas) por dejar atrás «el camino de los reproches», por «dejar de buscar culpables» y por priorizar la necesidad de un acuerdo con Unidas Podemos.
Por ello, y ya que el problema parece ser «la desconfianza mutua», puso el acento en los mecanismos de garantías que propone el Partido Socialista para que no se escape por ninguna rendija medida alguna de un hipotético pacto que ayer Sánchez hizo público.
Horas después, en la sede del PSOE en Madrid, el secretario de Organización socialista, José Luis Ábalos, consideró «una buena respuesta» que Unidas Podemos acuda a la reunión prevista para mañana en el Congreso, y en consecuencia, se mostró «esperanzado».
Sin embargo, estos llamamientos a la distensión y al optimismo chocaron con las impresiones de varios mandatarios políticos, empezando por los representantes de Unidas Podemos.
La portavoz adjunta del grupo parlamentario, Ione Belarra, aseguró que la formación de un Gobierno de coalición sigue siendo una condición indispensable para que la negociación llegue a buen puerto, y aunque reiteró que en su organización están estudiando el documento de Sánchez cara a la reunión de mañana, hay en él «retrocesos evidentes».
Pero Lastra reconoció que en el Gobierno de coalición no habrá avances por cuanto «no se da la confianza» para ello después de lo acontecido en el mes de julio, tras la investidura fallida de Sánchez.
En Unidas Podemos, además, se lanza una consigna de urgencia, como hizo hoy la portavoz de la formación en la comunidad autónoma de Galicia (norte de España), Yolanda Díaz, quien en una entrevista con Efe destacó que si la negociación con el PSOE que comienza mañana se alarga a «más allá de la semana que viene», el acuerdo será «imposible».
Añadió también que en su grupo la sensación reinante es que Sánchez maneja los tiempos con la intención de repetir las elecciones.
Pero el presidente en funciones lo niega. Lo hizo ayer martes y lo reiteró este miércoles al reclamar un nuevo Gobierno para acabar con «la inestabilidad» de los últimos cinco años.
Sánchez presentó ayer lo que llamó «programa común progresista», una oferta abierta para que pueda ser negociada con otros partidos, compuesta de 370 medidas, muchas de ellas de un marcado contenido social, como la protección de las pensiones o la subida del salario mínimo, con las que pretende ganarse la confianza de Unidas Podemos.
Esta es la primera propuesta política que hace Sánchez desde que el pasado mes de julio fue rechazada su investidura en el Congreso, ya que no contó en el voto afirmativo de UP.
Si finalmente no se logra conformar un Gobierno, el 10 de noviembre se celebrarían unas nuevas elecciones en España, que serían las cuartas en cuatro años, después de las celebradas en diciembre de 2015, junio de 2016 y las de abril de 2019.
Sánchez llegó al poder en junio de 2018 tras el triunfo de una moción de censura parlamentaria contra el gobierno conservador del Partido Popular, y para ello contó con el apoyo, entre otros grupos, de UP, que también respaldó a los socialistas en la presentación de los presupuestos de este año, aunque finalmente fueron rechazados en el Congreso.
La posible repetición de las elecciones generales abocaría al Gobierno en funciones a tener que prorrogar para 2020 los Presupuestos en vigor, elaborados en 2018 por el entonces gubernamental Partido Popular, lo que convertiría a estas cuentas en las más longevas de la historia de España.
Sería la primera vez que en España se prorrogan unos presupuestos generales del Estado durante dos años consecutivos.
EFE/Foto: cadenaser.com