SANTIAGO DE CHILE.- El Frente Amplio, una coalición de partidos alternativos y movimientos sociales de izquierda, tendrá la llave de la elección presidencial en Chile, que se resolverá mediante balotaje el próximo 17 de diciembre entre el conservador Sebastián Piñera y el oficialista Alejandro Guillier.
Los sufragios que eventualmente podría aportar el electorado de esta formación, integrada por activistas sociales y líderes de las protestas estudiantiles, inclinarían la balanza a favor de Guillier, quien cuenta con el respaldo explícito de la Nueva Mayoría (en el poder) y la presidenta Michelle Bachelet.
Pero la decisión aún no está tomada, porque el Frente Amplio ha decidido consultar a sus bases para decidir qué hacer.
«Estamos discutiendo. Vamos a fijar una posición a partir del 29 noviembre. Seremos muy transparentes«, anunció este miércoles la excandidata Beatriz Sánchez.
Beatriz Sánchez, una periodista que se define de izquierdas y feminista, es la artífice en buena medida del éxito de la coalición, que también ha cosechado un buen resultado en las parlamentarias y que defiende el aborto libre, el matrimonio igualitario y una mayor intervención del Estado en el sistema educativo y la salud.
La primera vuelta de la elección presidencial tuvo un desenlace inesperado. Piñera obtuvo un 36,6 %, ocho puntos por debajo de lo que pronosticaban las encuestas, mientras que Sánchez logró un 20,2 %, a poca distancia de Guillier, quien logró meterse en la segunda vuelta con un 22,6 %.
La jornada electoral del domingo también supuso la debacle de la Democracia Cristiana, el partido que fraguó con la izquierda chilena la caída del dictador Augusto Pinochet y que consolidó el poder de la Concertación durante veinte años (1990-2010).
Su candidata y presidenta, Carolina Goic, apenas obtuvo el 5,5 % y se vio superada por el diputado ultraderechista José Antonio Kast, defensor del régimen militar y el integrismo religioso, que logró el 7,8 % abriendo un flanco a la derecha de Piñera.
Según algunos analistas y bancos de inversión, los resultados del domingo, que ninguna encuesta pronosticaba, cambian las expectativas, hasta el punto de que Guillier podría derrotar a Piñera, algo impensable hace una semana.
La irrupción del Frente Amplio en el escenario político chileno, que a algunos recuerda el fenómeno de Podemos en España, ha quebrado el reparto de poder entre dos grandes coaliciones que se lo repartieron durante casi tres décadas.
La incertidumbre generada por los resultados de la elección presidencial y dispersión de las fuerzas parlamentarias en el Congreso tuvo su reflejo en el comportamiento de los mercados.
El lunes, la Bolsa de Santiago cayó un 5,8 %, su peor resultado en seis años, mientras que el dólar registró el alza más alta del año frente al peso, que se depreció un 1,7 %.
En línea con los argumentos esgrimidos por la derecha durante la campaña electoral, algunos líderes empresariales y agencias de calificación de riesgo han advertido de las supuestas consecuencias negativas que tendría para la reactivación económica y la inversión que el expresidente Piñera no saliera elegido.
Y mientras tanto, Guillier recibió este martes el apoyo de Bachelet. La jefa de Estado se reunió con él en La Moneda, sede del Ejecutivo, en un gesto duramente criticado por la oposición, que vio en ello un acto de intervencionismo electoral.
Por si cabía alguna duda de sus intenciones, horas después de la audiencia, Bachelet declaraba: «no da lo mismo quien gobierne».
«Los ciudadanos han dicho con su voto que quieren que sigan avanzando las transformaciones para tener una mejor calidad de vida«, enfatizó.
Guillier suma ya el apoyo del excandidato del Partido Progresista, Marco Enríquez-Ominami, quien no quiso repetir el «error de 2009», cuando su neutralidad electoral en la segunda vuelta propició el triunfo de Sebastián Piñera.
Y también el de la Democracia Cristiana, que esta semana le entregó su «respaldo incondicional» en la misma reunión de su consejo nacional en la que Carolina Goic presentó su renuncia irrevocable.
Por su parte, Sebastián Piñera ha recibido la inesperada ayuda «sin exigencias» del excandidato ultraderechista, José Antonio Kast, y evalúa hacer una invitación al senador Manuel José Ossandón, a quien se enfrentó en las primarias de julio pasado para elegir al candidato de la coalición Chile Vamos.
Además de buscar patrocinios políticos ajenos, Piñera y Guillier han decidido renovar sus respectivos equipos de campaña. El primero, con la incorporación de los senadores electos Felipe Kast, Francisco Chahuán y Juan Antonio Coloma, a quienes se sumará la llamada «selección sub’40», un grupo de jóvenes diputados recién elegidos.
Mientras que Guillier también ha reestructurado su comando pensando en la segunda vuelta, con la incorporación de los senadores electos Yasna Provoste (Democracia Cristiana), Ximena Órdenes (independiente) y Álvaro Elizalde (Partido Socialista) y la relegación a un segundo plano de su portavoz, la diputada comunista Carol Kariola.
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