El Likud de Netanyahu se hunde en las encuestas

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JERUSALÉN.- La gestión de la pandemia y las acusaciones por corrupción al primer ministro, Benjamín Netanyahu, están afectando con dureza a su partido, el Likud, que ha pasado en cinco meses de una previsión de 41 escaños a una de 26 en las encuestas de opinión.

Un estudio del Instituto Midgam, que recoge hoy la prensa israelí, arroja las cifras más bajas de intención de voto para el Likud de los últimos dos años y pone a su rival, el partido Yamina, del derechista Naftali Benet, a tan solo tres asientos de distancia.

Yesh Atid-Telem, encabezado por Yair Lapid, hoy jefe de la oposición, se haría con 18 escaños, la Lista Unida árabe mantendría sus actuales 15 y Azul y Blanco (de Beny Gantz, actual socio de Gobierno) y el ultraortodoxo Shas se harían con nueve cada uno.

El partido ultraortodoxo ashkenazí Judaísmo Unido de la Torá y el derechista Israel Nuestro Hogar tendrían ocho escaños cada uno y el pacifista Meretz se quedaría con cinco, según la encuesta, que tiene un 4,4% de margen de error.

Con unos resultados como estos, ni el bloque de derechistas con ultraortodoxos ni el de la centro izquierda con la lista árabe lograrían la mayoría necesaria para gobernar, tal como sucedió en las últimas tres elecciones.

«La valoración es que, con estos números, que continúan una tendencia de cinco meses, Netanyahu evitará tener elecciones. Es posible que espere hasta finales de diciembre, con la esperanza de que el número de enfermos (de coronavirus) haya bajado y el número de escaños de Benet baje con ellos», analizaba hoy el canal de noticias digital N12.

Además, el sondeo muestra que un 49% de israelíes quiere una convocatoria de elecciones, mientras que solo un 30% apoya la continuidad del actual Ejecutivo, que encabezan Netanyahu y Gantz, unidos en una coalición de Gobierno tras tres citas electorales en año y medio.

La gestión de la primera ola de la pandemia fue buena y Netanyahu incluso afirmó que líderes de todo el mundo le llamaban para asesorarse para hacer frente a la situación en sus países, pero la desescalada fue rápida, la situación se fue de control y la segunda ola ha golpeado con fuerza a Israel, situándolo entre los de mayor morbilidad del mundo.

Un 65% de los encuestados asegura que la respuesta de Netanyahu al coronavirus ha sido «pobre», frente a un 31% que cree que ha sido buena. El ministro de Sanidad, Yuli Edelstein, también obtiene la crítica del 52% y solo un 30% cree que está haciendo una buena gestión.

El comentarista Amnon Abramovitch señala en N12 que «el primer ministro ha perdido cerca del 40% de su fuerza en solo cinco meses», algo que atribuye a que el público considera que está haciendo una gestión de la pandemia «enfocada a través de un prisma político-personal».

El descontento fue patente anoche en las calles, donde se registraron más de mil protestas a lo largo y ancho del país pidiendo la dimisión de Netanyahu, y eso a pesar de las restricciones a manifestaciones y concentraciones de gente.

Estas están limitadas a grupos de 20, separados por dos metros, con mascarilla y cuyos participantes estén a menos de mil metros de sus residencias. Una controvertida limitación que debía haber expirado hoy pero el gobierno ha decidido extender una semana más. EFE

 

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