MADRID.- «Ojalá vendierais escobillas de limpiaparabrisas, porque tengo que cambiarlas ya». Esta frase de un cliente fue el detonante para que el estadounidense Jeff Bezos supiera que la empresa que había fundado, Amazon, podría vender «cualquier cosa», y así lo cuenta en un libro el que es hoy el hombre más rico del mundo.
«Crea y Divaga. Vida y reflexiones de Jeff Bezos», de la editorial Planeta, es el título de este libro que se publicará simultáneamente en 20 países, el próximo 19 de noviembre.
La Agencia EFE publica este domingo un adelanto con su capítulo «Por qué dejé un fondo de inversión» (disponible en https://bit.ly/creaydivaga), en el que el empresario cuenta cómo comenzó su aventura.
Prologado por el periodista Walter Isaacson, el libro cuenta cómo Jeff Bezos llegó a crear Amazon, una empresa que distribuye 10.000 millones de artículos al año en todo el mundo, una tienda abierta 24 horas todos los días del año, y relata su trayectoria y reflexiones.
Desde recuerdos familiares a claves de sus decisiones empresariales, la obra explica, entre otras cuestiones, la razón por la que Bezos abandonó el fondo de inversión en el que trabajaba en 1994 para montar su propia empresa.
«En 1994 poca gente había oído hablar de internet. Era una cosa de físicos y científicos. Nosotros lo usábamos poco pero me di cuenta de que su crecimiento anual era del 2.300%. Cualquier cosa que crezca a ese ritmo, por diminuta que sea, se convertirá en algo grande», argumenta.
El germen de Amazon fue pensar en una idea de negocio basada en internet y de lo que se podía vender en línea. Y escogió poner a la venta una oferta universal de libros porque, recuerda, «tienen una característica poco habitual, la categoría libros contiene más elementos que cualquier otra. Había más de tres millones disponibles y las librerías más grandes solo tenían 50.000 disponibles».
Para poner nombre a la empresa, pensó en el río Amazonas. Aunque en alguna ocasión ha explicado que, anteriormente, la denominó «Cadabra», por «abracadabra». Pero al decírselo a un abogado a la hora de constituir la empresa, éste le preguntó, «¿cadáver?». Y cambió el nombre.
A los libros les sucedieron la música y los vídeos, pero en una consulta a clientes uno de ellos le expresó su interés por esas escobillas de limpiaparabrisas.
Entonces, se dijo, «podemos vender cualquier cosa», pensó Bezos, que siempre ha querido que Amazon fuera «la empresa más orientada al cliente del mundo».
Su estrategia ante la pandemia del coronavirus, la curiosidad por la exploración espacial, su convencimiento de las virtudes del capitalismo, la preocupación por el medioambiente, su labor social o su filosofía de emprendimiento a largo plazo son otros de los aspectos que revela este libro. EFE