SHENZHEN/Dongguan.- Conectados mediante un tranvía futurista, doce gigantescos edificios de lujosa arquitectura europea reciben cada día a miles de empleados de la tecnológica china Huawei, que ha apostado por un ostentoso campus en Dongguan (sur) para dar rienda suelta a la investigación y el desarrollo (I+D).
Desde réplicas de torres italianas hasta lagos artificiales y palacios de corte clásico, la empresa china ha emplazado réplicas de edificios y plazas del viejo continente que reflejan sus infinitas ambiciones globales, pese a un año duro marcado por las sospechas a nivel internacional sobre la seguridad de sus equipos y el arresto de su directora financiera, Meng Wanzhou.
Hechos que no impidieron a la firma anunciar el viernes a bombo y platillo que había cerrado 2018 con un aumento de los beneficios del 25,1 %, además de invertir en la mencionada I+D 101.500 millones de yuanes (15.149 millones de dólares o 13.300 millones de euros).
Al entrar en el campus, estandarte de las nuevas formas de gestión chinas, sorprende ver cómo el tren se aproxima a muy baja velocidad por delante de una marquesina donde esperan trabajadores, visitantes o clientes para bajarse en paradas que tienen nombres de ciudades como París, Verona, Friburgo o Granada.
El campus, que ocupa 1,4 millones de metros cuadrados y está situado en las orillas del lago Songshan en Dongguan, busca así generar un ambiente laboral idílico que inspire a los trabajadores -se estima que en total albergue a unos 25.000- y donde desarrollar los objetivos a largo plazo de la empresa.
Estos pasan, según fuentes próximas a Huawei, por una fuerte inversión en innovación y novedosas apuestas en los campos de Realidad Virtual, en las ciudades inteligentes -hipervigiladas con reconocimiento facial- y en el llamado Internet de las Cosas.
Antes de la llegada al campus, Joe Kelly, el responsable de comunicación internacional, explica circunspecto a un grupo de periodistas extranjeros todas esas nuevas estrategias y «valores» de la empresa, tales como «incentivar procesos de autocrítica» y generar entre los empleados «un estilo basado en la cooperación».
Sin embargo, la charla pronto deviene en el principal asunto que afronta la tecnológica: las condiciones de seguridad de las futuras redes de conexión móvil 5G en las que participa.
Su presidente rotativo, Guo Ping, insistió el viernes en que ningún producto de la compañía cuenta con «puertas traseras», consistentes en la capacidad de acceder a un dispositivo y controlarlo sin conocimiento del usuario, en medio de la tempestad de acusaciones -infundadas, a ojos chinos- de que Huawei es un tentáculo más del sistema de inteligencia de Pekín.
Una incógnita que ha llevado a la Comisión Europea (CE) a pedir a los países que analicen y estén en alerta de la amenaza que a su juicio supone que Huawei participe en el desarrollo del 5G en Europa.
Hasta el momento, solo en Estados Unidos, Australia y Nueva Zelanda están vetados los equipos de la compañía, pero la posibilidad de que este veto se extienda sería una mala noticia para Huawei, que tiene en Europa uno de sus mayores mercados.
«Huawei entiende las preocupaciones de ciberseguridad de los reguladores europeos. Entendemos que quieran analizar riesgos. Pero esta empresa es más segura que ninguna otra en ese aspecto. Y si hubiera alguna prueba, estaría sobre la mesa», asegura Kelly.
«Tomamos la ciberseguridad más en serio que nadie. Además, nosotros sólo proveemos de infraestructura a los operadores y ni siquiera tenemos acceso a los datos. Y tenemos un laboratorio independiente del máximo nivel que se encarga de todo esto», añade.
Ese centro al que se refiere es el Laboratorio de Ciberseguridad Independiente, que se encuentra en la ciudad de Shenzhen. Allí, en un encuentro con la prensa, su director, Wang Jin, repite el mismo mantra: Huawei no sólo no espía sino que sus aparatos «son más seguros que los de otras marcas» al estar «sometidos a un escrutinio mayor».
«Tenemos un lema que es que ‘muchas manos’ y ‘muchos ojos’ vigilan, verifican y evalúan todos los procesos de manera independiente e impenetrable, con capacidad de veto en caso de detectar amenazas potenciales (…) Nuestro ADN de seguridad es más puntero y desarrollado que el de otras empresas del sector», asegura.
El gobierno chino, añade, «nunca nos ha pedido que espiemos para ellos, ni que instalemos ‘puertas traseras’ en nuestros productos. Se trata de una campaña para echar agua sucia sobre nosotros».
Más allá de la innovación, el arresto de Meng o los beneficios de la empresa, todo lo que rodea ahora a Huawei tiene que ver con la seguridad y la protección de los datos en esas redes 5G, el gran tema sobre el que pivotará el desarrollo de esta nueva infraestructura y que marcará el futuro de la empresa.
EFE/Foto: teleamazonas.com