El olor de flores reduce la respuesta agresiva de las abejas

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LONDRES.- El olor de las flores asociado con comida detiene el ataque de las abejas productoras de miel cuando están en peligro, según descubrió un grupo de científicos australianos y franceses en un estudio publicado hoy en Nature Communications.

Los expertos se percataron de que la presencia en el aire de sustancias químicas florales, como el linalool y el 2-phenylethanol o alcohol fenelítico ‒que están, entre otros, en claveles y geranios ‒ además de la lavada reducen la respuesta agresiva de esos insectos ante amenazas externas, según un estudio

Al defender sus colmenas de intrusos, las abejas lanzan una potente señal de feromonas para que sus compañeras de nido dejen sus labores y se unan a la defensa.

Esta es la primera vez que una investigación científica analiza cómo la presencia de olores que se relacionan con la comida altera esta reacción ante el miedo y logra paralizar el reclutamiento de abejas para defender la colmena.

Los expertos concluyeron que este efecto no se debe a que los olores florales enmascaren las feromonas, sino a que resulta más potente la percepción de estos aromas como suculentos manjares.

Esos resultados aportan nuevas revelaciones sobre qué conflictos sensoriales llevan a las abejas a tomar decisiones, además de ayudar a los apicultores a controlar la actividad de sus colmenas.

Los investigadores liderados por Morgane Nouvian introdujeron pequeños grupos de abejas escogidas de colonias naturales en un espacio cilíndrico con un pequeño maniquí giratorio como figura amenazante.

Durante tres minutos sometieron a estos insectos himenópteros a varios olores y midieron su agresividad con el porcentaje de intentos de atacar con sus aguijones al maniquí.

Las pruebas concluyeron que la lavanda, el linalool y el alcohol fenelítico son las sustancias que modifican en mayor medida la conducta de las abejas.

Tras probar acetato de linalilo -que se encuentra en diversas flores-, limoneno -cítricos-, componentes con feromonas y una mezcla de olores de plantas conocidos como «praescent», los científicos concluyeron que no tenían ningún efecto sobre la respuesta de las abejas ante amenazas.

Su análisis demostró que, no obstante, el 2-phenylethanol o alcohol fenelítico, que se encuentra en rosas, claveles, azahar y geranios, rebajaba la frecuencia del ataque de las abejas al maniquí.

Del mismo modo, la mezcla de lavanda, compuesta por linalool y acetato de linalilo, frenó considerablemente la agresividad de estos insectos.

El hecho de que el acetato de linalilo provocara una reacción sobre los insectos al presentarse junto con linalool hizo pensar a los expertos que esta sustancia aromática tiene un gran impacto sobre la reacción al miedo de las abejas.

 

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