CIUDAD DEL VATICANO.- Si no hubiera sido por su operación en el pulmón, Jorge Bergoglio no sería papa, porque su deseo era ser misionero en Japón como tantos jesuitas. Ahora visitará este país como pontífice para dar un mensaje de cercanía a la pequeña comunidad católica y llamar al desarme nuclear.
El papa Francisco partirá el próximo 19 de noviembre a Tailandia para luego trasladarse a Japón y visitar Tokio, Nagasaki e Hiroshima del 23 al 26 noviembre, en lo que será su cuarto viaje a Asia tras visitar Corea del Sur (2015), Filipinas y Sri Lanka (2014) y Bangladesh y Myanmar (2016)
EL DESEO FRUSTRADO DE SER MISIONERO EN JAPÓN
En el libro-entrevista «El Jesuita» de los periodistas argentinos Sergio Rubin y Francesca Ambrogetti confesaba el entonces obispo de Buenos Aires haciendo un repaso de su vida que fue el espíritu misionero lo que le animó a unirse a la Compañía de Jesús y que pidió poder ir a Japón, pero el entonces superior general el bilbaíno Pedro Arrupe lo rechazó por sus «problemas de salud», ya que debido a una infección pulmonar se le extirpó en su juventud una pequeña parte de un pulmón.
Como superior de los jesuitas en Argentina, Bergoglio ya visitó Japón en 1987
Para los jesuitas, Japón siempre ha despertado una atracción especial desde que en 1549 el navarro Francisco Javier pisó esta tierra para llevar el catolicismo y dos de sus pasados prepósitos generales como Pedro Arrupe y Adolfo Nicolás han vivido muchos años en este país.
Pero además de la historia de la Compañía de Jesús en Japón, el papa explicó su fascinación por la historia del cristianismo en ese país «que permaneció viva a pesar de las persecuciones sufridas entre los siglos XVI y XVII» ya que cuando los misioneros regresaron dos siglos después encontraron a los llamados «Kakure Kirishitan», los cristianos que habían escondido su fe durante todos estos años.
UNA PEQUEÑA COMUNIDAD CATÓLICA EN JAPÓN
La Iglesia católica en Japón sigue siendo una minoría con el 0,42% de la población, unos 536.000, según los datos proporcionados por el Vaticano, mientras que los sintoístas son 79 millones y los budistas 48 millones, pero sobre todo es una sociedad fuertemente secularizada.
El número de bautismos ha ido disminuyendo constantemente con 7.193 bautismos en 2006 en comparación con 518 en 2018.
Aunque la creciente llegada de migrantes, especialmente del sur de Asia (Filipinas, Vietnam, Indonesia, entre otros), ha hecho crecer el número.
En el campo de la educación destaca la importante universidad de Sofía fundada por los jesuitas, ordenada directamente por el Papa Pío X, y que Francisco visitará en su último día en Tokio y donde estudian en la actualidad unos 11.000 alumnos.
LA FOTO DEL NIÑO DE NAGASAKI QUE ESTREMECIÓ AL PAPA
Cuando el papa Francisco vio por primera vez la instantánea capturada en 1945 por el objetivo del fotógrafo estadounidense Joseph Roger O’Donnell después del bombardeo atómico en Nagasaki de un niño de pocos años que esperaba con su hermano muerto en la espalda su turno para llevarlo al crematorio se estremeció.
La envió a los periodistas el último día de 2017 con la escrita «el fruto de la guerra» para que se hablase de los peligros de una guerra nuclear y la distribuyó también en uno de sus viajes «porque una imagen semejante conmueve más que mil palabras».
Por ello, ha querido fuertemente visitar Hiroshima y Nagasaki, los lugares donde Estados Unidos lanzó sus bombas atómicas causando 220.000 víctimas, para como ya hizo Juan Pablo II en su viaje a Japón en 1981 llamar al desarme y alertar sobre los peligros de la carrera nuclear.
En Nagasaki se encontrará con la mujer y a los hijos del autor de esta icónica foto.
La Iglesia católica espera además de su mensaje contra el desarme, que el papa Francisco se exprese contra la voluntad del Gobierno de reformar la Constitución pacifista del país, así como que apoye el cierre de las plantas nucleares.
¿QUÉ OTROS MENSAJES SE ESPERAN DEL PAPA?
El arzobispo de Tokio, Isao Kikuchi, en una carta al portal católico Asia News, recordó que el tema elegido para la visita a Japón es «Proteger cada vida» y por ello se espera un mensaje ante el problema de los suicidios, sobre todo entre los jóvenes, ya que «desde 1998 hasta la fecha, más de 20.000, a veces más de 30.000 personas se suicidan en Japón cada año.
Y se espera un llamamiento a la acogida en un país «donde los refugiados no son bienvenidos ni por el gobierno ni por el pueblo en general», añadió Kikuchi.
El gobierno japonés es famoso por su renuencia a otorgar el estatus de refugiado a quienes han llegado a Japón por razones de seguridad. En 2018, de 10.493 solicitudes, solo 42 personas recibieron el estatuto de refugiado».
Otro tema que se espera que afronte será el de la pena de muerte.
La Iglesia local ha invitado a la misa en Tokio a Iwao Hakamada, de 86 años, exprisionero convertido al catolicismo que tiene el triste récord de haber pasado el mayor número de años, 48, en el corredor de la muerte esperando su sentencia, pero al que una sentencia en 2014, basada en un nuevo análisis de ADN, lo absolvió.
EFE/Videos Rome Reports