CIUDAD DEL VATICANO.- El Papa Francisco regresó al Vaticano tras visitar las ciudades italianas de Prato y Florencia (centro), en las que pidió combatir la corrupción y la explotación laboral e instó a que la Iglesia no se obsesione con el poder.
El Papa Francisco comenzó su viaje de solo once horas en la ciudad toscana de Prato, donde permaneció apenas una hora, pero en la que pronunció un discurso contra la corrupción y la explotación laboral.
«La sacralidad de cada ser humano requiere para cada uno respeto, acogida y un trabajo digno. La vida de cada comunidad exige que se combatan hasta el final el cáncer de la corrupción, el cáncer de la explotación humana y el veneno de la ilegalidad», dijo asomado a uno de los balcones de la catedral de la localidad toscana.
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— Crónica Viva (@cronica_viva) November 10, 2015
Su discurso fue inspirado por la tragedia de diciembre del 2013, cuando un incendio en una fábrica ilegal causó siete muertos, cinco hombres y dos mujeres que trabajaban, vivían y dormían en esta misma nave.
«Me permito recordar a estos cinco hombres y dos mujeres de nacionalidad china que vivían en un pequeño dormitorio de cartón y cartonpiedra. Es una tragedia de la explotación y de las condiciones inhumanas de vida», señaló el pontífice, quien agregó: «Esto no es un trabajo digno».
Posteriormente, viajó a Florencia, ciudad que visitó en ocasión del V Congreso Eclesial Nacional de la Conferencia Episcopal Italiana, y allí se dirigió al Baptisterio, almorzó con un grupo de pobres y celebró una misa en el estadio «Artemio Franchi».
Durante su estancia en Florencia, el Papa Francisco pidió una Iglesia Católica que no se deje obsesionar por el poder y que sea humilde y desinteresada.
«No tenemos que estar obsesionados con el poder, aunque este tenga el rostro de un poder útil y funcional a la imagen social de la Iglesia», destacó en el discurso ofrecido en la catedral de Santa María dei Fiori de Florencia.
Finalmente, en el estadio florentino, defendió la importancia de mostrar «humanismo» y afirmó que «la verdad de la fe es verdad que escandaliza, ya que pide que creamos en Jesús, el cual, siendo el mismo Dios, se abajo, se redujo a la condición de esclavo, hasta la muerte en la cruz».
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