La figura y la vida de Felipe Pinglo Alva, primera gran figura de la música criolla peruana (1899-1936), está siendo «rescatada» para las nuevas generaciones por la obra musical «El Plebeyo», una propuesta «atípica» que busca «resignificar ciertas ideas de la historia popular del Perú».
Carlos Tolentino, director del espectáculo, explicó a Efe que esta iniciativa, que dramatiza a través de las canciones del denominado «bardo inmortal» de la música criolla un episodio de su vida, constituye tanto un esfuerzo por «dar una visión menos cliché» sobre el compositor como «un ejercicio de estilo» para producir un teatro «musicalizado» que tenga «un lenguaje local» alejado de los estándares de Broadway.
«El Plebeyo» toma su nombre de una de las composiciones más célebres de Pinglo y narra la supuesta historia detrás de la canción, los amoríos entre el artista y una joven de buena familia, cuyos padres no aprobaban la relación y terminaron enviándola de regreso a su Italia natal.
Todo esto en el contexto de las primeras luchas en Perú del movimiento obrero y de reafirmación de la cultura trabajadora en la Lima de principios del siglo XX.
«La obra de Pinglo cae en ese placer un poco cursi de abandonarse al sufrimiento del amor. Eso nos une con países como Argentina con el tango o México y su bolero y danzón. La música es un vehículo que permite acercarse a sufrir. (…) En ‘El Plebeyo’ las canciones son reinterpretadas, puestas en combinación y adquieren otro significado», apuntó Tolentino.
El director reconoció que «El Plebeyo» tiene una historia «que debe ser y es simple», en el entendido de que es «un relato de ficción» en el que la historia «es un pretexto», lo que no ha impedido al público ver sobre el escenario temas y asuntos que preocupan aún hoy en día a los peruanos.
Tolentino rescató además el éxito del «experimento» de buscar talento local para hacer teatro musical, que en Perú «no tiene tradición» y en donde «no existe la preparación» para el mismo.
Así, destacó la buena labor del reparto, encabezados por la joven Andrea Aguirre en el papel de Gianina, la enamorada de Pinglo, y Emanuel Soriano como el compositor.
«Ese fue el atrevimiento y el deseo de hacer esto. Es algo experimental, ver la posibilidad de saber cuánto nos sale y cuanto nos termina de faltar. Aguirre sí fue formada en cantar, los demás son actores que cantan. No hay tradición. Pero estamos totalmente satisfechos con el resultado y hay que seguir», valoró Tolentino.
Precisamente el director subrayó su intención de «seguir arriesgando» en este tipo de producciones, que en Perú ofrecen «un nicho interesante y necesario».
«Este país es muy rico, no solo en lo gastronómico. Hay formas de expresión como la música, particularmente la influencia de la música negra, y me encantaría seguir experimentado con eso», dijo el dramaturgo.
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