El Salvador: Mil 600 peligrosos pandilleros de bandas rivales ahora predican amor al prójimo

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SAN SALVADOR.- El  centro penitenciario San Francisco Gotera, en Morazán, es bautizado cono la cárcel de los milagros, debido a que mil 600 peligrosos  pandilleros decidieron cambiar las pistolas por la Biblia y ahora predican el amor al prójimo.

Todas las mañanas un  poderoso rugido masculino  entona versículos de los Corintios. «Me gozaré, me gozaré, me gozaré, Jehová se ha llevado todo mi dolor porque me ha hecho libre…» mientras algunos de los presos más violentos y sanguinarios cantan, alaban e invocan estruendosamente a Cristo mientras leen la Biblia en el patio de la cárcel.

Cientos de hombres, tatuados hasta las cejas, éstas incluidas, llevan así dos horas con saltos, llantos, golpes de pecho, invocaciones al cielo y música, mucha música. Al menos cinco trompetas, dos guitarras, tres panderetas y una batería para celebrar a Jehová. Unas veces al amanecer; otras, durante toda la noche.

El pastor evangélico que toma la palabra tiene un enorme 18 tatuado en la cara. Es un símbolo de la pandilla a la que, en otro tiempo, juró lealtad eterna. Tiene otro más en la nuca. Estos son los que se aprecian a simple vista en un lienzo que incluye una decena de números, calaveras, frases y demonios que recuerdan su pasado.

Frente a él hay más de 1.600 pandilleros, en una cárcel diseñada para 200, condenados por crímenes que incluyen asesinatos, extorsión o violación.

El ejército de jóvenes conversos  escucha y muestra sin pudor los tatuajes y las heridas de una guerra que los capturó desde la infancia entre la Mara Salvatrucha (MS-13), 18-Sureños y 18-Revolucionarios.

En una de las primeras filas, Óscar Vladimir Martínez, palabrero de la 18 y con seis balazos en el abdomen, canta entusiasmado. La última bala la recibió cuando la policía ya lo había detenido y estaba esposado en el suelo.

En un país de menos de siete millones de habitantes, las pandillas forman un ejército de 64.000 hombres que siembran el terror en los barrios y colonias donde ejercen un implacable control del territorio. Con más de 50 homicidios por cada 100.000 habitantes, el país centroamericano es el segundo más violento de América Latina después de Venezuela, según InSight Crime, una organización que estudia la violencia en la región más peligrosa del mundo.

La tranquilidad llegó a esta prisión gracias a la Biblia y a los pastores, que han conseguido varios milagros: no hay violencia, todo está perfectamente limpio y ordenado a pesar de la masificación, los presos se tratan con respeto. Y se ha logrado algo que parecía impensable antes de caer del caballo de la conversión: conviven, en el mismo lugar, pandillas diferentes. Algo que dentro se ve con cierta normalidad, pero no fuera. (ECHA- Agencias)

 

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