Perú: El tenso pulso por quién trae vacunas y quién se vacuna primero

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En casi ningún país hay discusión sobre si el Gobierno es quien debe importar las vacunas contra la covid-19 y distribuirlas, pero en Perú sí, pues el sector privado junto a algunas autoridades regionales y locales mantienen un tenso pulso con el Ejecutivo central en competir por el acceso a las vacunas.

Este enconado dilema en el que Perú lleva enzarzado ya semanas deriva hacia otra pregunta más dolorosa y delicada: ¿Quién debe vacunarse antes? ¿Los más vulnerables o los que tengan dinero para pagar una vacuna?

En un país que lideró por varios meses la clasificación mundial de mortalidad de covid-19 y donde antes de la pandemia uno de cada cinco peruanos vivía bajo el umbral de la pobreza, algunos sectores empresariales y adinerados no titubean en pedir vacunarse sin esperar a que antes estén inmunizados los más vulnerables.

Esta bandera de la máxima expresión del libre mercado en plena emergencia sanitaria la han enarbolado la patronal peruana y la asociación de municipios, a la que se han unido algunos gobiernos locales.

La Confederación Nacional de Instituciones Empresariales Privadas (Confiep) ha aceptado de momento la postura del Gobierno, que sostiene que mientras las vacunas sean escasas, será el Estado el único encargado de importarlas.

Sin embargo, la Asociación de Municipalidades del Perú (AMPE) insistió este viernes con un plantón y manifestación de alcaldes en pleno centro de Lima.

Su principal argumento es que cuanta más gente vacunada haya, sin importar quien ni como, más rápido se podrá terminar con la pandemia y menos personas morirán.

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«Se puede liberalizar y no monopolizar como hasta ahora. Perú vive una gran incertidumbre», afirma a la Agencia Efe Álvaro Paz de la Barra, alcalde del acomodado distrito de La Molina y presidente de la AMPE, quien incluso ha presentado una demanda para que la justicia le deje traer vacunas.

VACUNAS PARA SUS VECINOS

De la Barra criticó que el presidente interino de Perú, Francisco Sagasti, diga que el único que puede importar vacunas es el Estado, porque «el Estado no es solo el Gobierno nacional, también lo son los gobiernos regionales y locales».

«Por eso yo me siento habilitado. Yo sí pienso traer vacunas para mis vecinos de La Molina. En la medida en que privados y gobiernos locales y regionales trabajemos de manera conjunta para traer millones de dosis, podemos cortar (más rápido) la cadena de transmisión», agrega.

Toda esta amarga discusión se da con un trasfondo electoral, pues las elecciones generales del 11 de abril están a un mes vista, lo que ha convertido a las vacunas en un arma arrojadiza donde los sectores opositores han llegado a insinuar incluso que son ineficaces.

LA SALUD PÚBLICA POR DELANTE

De momento el Gobierno del presidente interino, Francisco Sagasti, ha sido contundente en que, al menos durante este año 2021, solo el Ejecutivo nacional negociará la adquisición de las vacunas.

«Lo que no queremos es que el que tiene plata se vacune y el que no tiene, no se vacune», enfatizó hace unos días Sagasti, hastiado de un debate que desgasta al Gobierno mientras sigue negociando para anticipar todo lo posible la llegada de las dosis.

Desde febrero han llegado un millón de vacunas de la farmacéutica estatal china Sinopharm y más de 200.000 del laboratorio estadounidense Pfizer, lo que ha permitido dosis para el personal sanitario de primera línea de combate de la covid-19 y también iniciar la vacunación en personas de la tercera edad.

En total, Perú ha firmado acuerdos por más de 60 millones de vacunas, divididas en 38 millones de Sinopharm, 20 millones de Pfizer, 14 millones de AstraZeneca y otros 13,3 millones que proveerá la iniciativa multilateral Covax de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

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El mandatario también lanzó otro potente argumento para evitar que cualquiera pueda vender vacunas en Perú, la falsificación: «No hay en este momento compradores privados de vacunas que la estén administrando directamente. Lo que existen son estafadores, personas inescrupulosas que están traficando con vacunas falsificadas».

AL OTRO LADO, EL MODELO BRASILEÑO

«Sagasti dice que están garantizadas 48 millones de dosis, pero… ¿para cuándo estarán? Van a llegar a cuentagotas», apunta Paz De la Barra, que ve un ejemplo el paso que dio la pasada semana el Parlamento brasileño de permitir la importación de vacunas a empresas privadas.

La insistencia en liberalizar la compra de vacunas choca además con que, de momento, solo Sinopharm y Pfizer han sido aprobadas por el organismo regulador de Perú y ninguno de los dos laboratorios está vendiéndolas a empresas privadas.

«Solo a gobiernos», ha recordado Sagasti.

Paz de la Barra, sin embargo, afirma estar en negociaciones con la china Sinovac y con una serie de empresarios que afirman ser intermediarios para suministrar la vacuna rusa Sputnik V, pero ninguna de las dos ha sido autorizada aún por la Dirección General de Medicamentos, Insumos y Drogas (Digemid).

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VACUNA RUSA PREFERIDA POR LOS LIBERALES

No es el único que aboga en Perú por importar de manera particular por la Sputnik, pues el primero en hacerlo y en insistir recientemente con ello fue el polémico gobernador de la sureña región de Arequipa, Elmer Cáceres, quien incluso propuso la histriónica idea de repartir las vacunas en carritos de helados.

En el Congreso, durante las últimas dos semanas, la oposición ha presentado hasta cuatro proyectos de ley para permitir a las empresas privadas importar vacunas, algo que en el marco legal de Perú ya es posible, solo que ninguna de las dos autorizadas hasta ahora es vendida directamente a particulares.

«Estamos viviendo una dictadura médica. Vivimos las épocas del imperio romano, donde el emperador decide quien vive y quien muere», apostilla, sin embargo, Paz de la Barra.

EFE/ Fernando Gimeno- Foto Twitter

 

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