Santiago Sánchez afirma haber recibido, hace 18 años, un ‘mandato divino’. Desde aquel momento, el salvadoreño de 69 años de edad ha consagrado su vida a cavar un túnel.
El lugar se ha convertido en una atracción turística en el municipio de Berlín. Sin embargo, nadie es capaz de llegar al final de la estructura debido a la falta de oxígeno que provoca la gran profundidad.
El único que ha llegado hasta el fin del túnel es el mismo Sánchez, quien afirma no sentir «cualquier baja» al trabajar a gran profundidad. Se estima que para llegar al fondo de la construcción es necesario descender durante cerca de una hora, señalaron los medios locales.
Muchos critican o se burlan del proyecto del anciano, pero Sánchez hace oídos sordos a los comentarios y sigue trabajando diariamente en su obra que, asegura, «es una revelación espiritual de parte de Dios».
Según su esposa, Isabel Ventura, «hay personas que dicen que está loco», pero el hombre siempre responde con convicción: «nadie sabe lo que Dios le propone a uno».
Fuente: sputnik.com