CIUDAD DEL VATICANO.- Un grupo de reos españoles ha salido por unos días de la cárcel en su país para asistir al Jubileo de los Presos presidido hoy domingo por el papa Francisco, de quien aseguran que han recibido fuerza para continuar y esperanza en un futuro mejor y en libertad.
Para Florián López, de Talavera de la Reina (Toledo) y de 52 años, su visita al Vaticano es interpretada como una oportunidad para «fortalecerse», para poder salir con fuerza» de la prisión madrileña de Navalcarnero, según señaló a Efe.
López es uno de los internos que ha disfrutado de «esta gracia»: viajar al Vaticano para participar en la misa del pontífice y en la que ha hallado «misericordia, tranquilidad y acogida».
El toledano, relata, fue condenado en el pasado por tráfico de drogas y, tras quedar en libertad, volvió a caer en el mismo delito «en un momento de debilidad», lo que le valió la pena de cinco años y dos meses de reclusión que ahora está a punto de concluir.
Asegura que algo ha cambiado en él y recuerda que aunque en una época de su vida se adentró en el tráfico de estupefacientes con la intención de ganar dinero, ahora, tras su segunda experiencia entre rejas, solo desea vivir tranquilo con su esposa.
Jonathan Herrero, un madrileño de 33 años, es otro de los presos que ha asistido este domingo a la segunda jornada del Jubileo de los presos, presidido por el papa Francisco, quien consideró hipócrita considerar la cárcel como «único camino» para quien «se equivoca» y reclamó a las autoridades «un acto de clemencia» para reinsertar a algunos reos.
«Robaba para drogarme», reconoció sin titubeos Herrero, quien cumple condena en el centro penitenciario de Valdemoro y que también asistió a este Jubileo de los Presos al igual que otros mil reclusos de doce países acompañados por familiares, capellanes y personal penitenciario.
Le quedan ocho meses para su puesta en la libertad pero ha podido disfrutar en Roma de un adelanto de unos días, por lo que está «muy contento», sobre todo porque es la primera vez que sale de España.
De esta experiencia se lleva «mucha voluntad para seguir adelante y no venirse abajo», según dijo a Efe, al tiempo que subraya que ya ha cumplido con un programa terapéutico y que no consume drogas.
«Espero seguir así y tener una vida digna, sin drogas ni delincuencias y ser un hombre hecho», señaló Jonathan Herrero, para quien su principal deseo es ver a sus hijas.
De España han llegado más de cien personas, entre familiares, capellanes y personal penitenciario y en el grupo de la diócesis de Getafe hay veinticinco reclusos y cinco voluntarios, detalló a Efe el capellán de la prisión de Valdemoro, Pablo Morata.
Entre estos voluntarios está Margarita Barrios, de 54 años y vecina de San Martín de la Vega, que presta sus servicios en la cárcel de Valdemoro a pesar de sufrir graves problemas de movilidad, causados la espina bífida que padece de nacimiento.
En su vida utiliza dos bastones para caminar pero eso no impide acudir cada semana desde hace veinticinco años a la prisión.
Barrios recuerda que en un principio se negó a asistir a los presos, porque consideraba que a los delincuentes «había que meterles en un barco y mandarles al mar», pero finalmente comprendió que cualquiera puede recaer ante el crimen «en cualquier momento».
«Hemos venido a Roma porque queremos más misericordia», dijo la voluntaria, que considera que Francisco es «el mejor papa» que ha conocido por «estar más sobre el terreno que ningún otro».
Morata, por su parte, destacó de este viaje «la experiencia de comunión» que han vivido los reclusos y los voluntarios, que conforman a su vez un grupo muy heterogéneo desde cualquier punto de vista, ya sea social, económico e incluso religioso.
El religioso señaló, entre risas, no querer ponerse «en plan teológico», pero sí destacó las palabras del papa Francisco que «Dios participa de la esperanza» ya que «espera que sus hijos que se han alejado vuelvan».
Este Jubileo de los Presos es uno de los últimos actos del Año Santo Extraordinario de la misericordia, que finalizará el próximo 20 de noviembre.
En su homilía, el papa Francisco ha denunciado la hipocresía que supone considerar la cárcel como «único camino» para las personas «que se equivocan» y delinquen y, por ello reclamó a las autoridades «un acto de clemencia» para liberar algunos presos.
Con este acto el papa Francisco ha vuelto a poner de relieve la realidad de los centros penitenciarios, una de sus conocidas preocupaciones y que ya expresó al poco de ser elegido, cuando en marzo de 2013 lavó los pies a doce internos de una cárcel de menores en Jueves Santo.
EFE/ Foto internet medios/ Video EFE