El fujimorismo, sin un Fujimori; el aprismo, ya sin su líder Alan García, y parte de la izquierda sin una inscripción electoral propia, integran el menú electoral que los peruanos tendrán que digerir el próximo 26 de enero, así los platos no tengan buen sabor.
«Los partidos llegan débiles. Desde los 90 arrastran una crisis que, pese a los años, no ha mejorado», explicó a Efe el jefe de Estudios de Opinión del Instituto de Estudios Peruanos (IEP), Hernán Chaparro, al comentar el contexto que rodea las elecciones legislativas para el periodo complementario de 2020-2021.
Si bien la discusión inmediata tras la disolución del Congreso el pasado 30 de septiembre, se centró en el reclamo opositor de que era una medida ilegal, esto pasó página cuando el Tribunal Constitucional informó que sentaría su posición sin variar el cronograma electoral fijado para enero.
Así, la mayoría de partidos manifestó que participaría en los comicios, a fin de no perder su inscripción ante el Jurado Nacional de Elecciones (JNE).
Entre ellos, el fujimorismo y el aprismo, que según diversos analistas son los que llegan más golpeados en el desgaste de confrontación con el Ejecutivo y por tener a sus principales líderes involucrados en el escándalo Lava Jato en Perú.
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LA ESPERANZA DE CAMBIO
Si bien la sombra de la corrupción ha acompañado a la política peruana de los últimos 25 años, estas elecciones llegan como resultado de intentos para reformar el sistema judicial y de la lucha contra la corrupción, con fiscales incluso más populares que muchos de los políticos, lo que le da a esta cita un carácter esperanzador de «cambio».
Así lo valoró Walter Albán, directivo de la ONG Proética, quien aseguró a Efe de que, si bien es necesario trabajar para orientar mejor a la ciudadanía, sí cree que el votante promedio tiene la intención de «cuidar mucho más su voto» y de tener «una idea más clara de quién es quién entre los candidatos».
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REELECCIÓN DE CONGRESISTAS
No obstante, pese a esta voluntad «hay muchos factores que juegan en contra», señaló Albán, como que el JNE no ha aplicará la nueva ley electoral aprobada en 2018 y que establece que los congresistas no pueden ser reelegidos.
Hasta el momento, al menos 6 de los 24 partidos con inscripción llevarán congresistas del Parlamento disuelto.
Sobre estos, Albán consideró que los fujimoristas y apristas que busquen la reelección «van a ser rechazados» y que los partidos que los lleven en sus listas sacarán «una escasa votación».
Albán consideró que, aún así, «alguno llegará» y consideró que hay partidos «vientre de alquiler» que han anunciado que llevarán a algunos, como las controvertidas fujimoristas Rosa Bartra y Yeni Vilcatoma, que irán con el partido Solidaridad Nacional, del investigado ex alcalde de Lima, Luis Castañeda Lossio.
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EL TERMÓMETRO DE LA ENCUESTAS
En ese contexto, Fuerza Popular y el Partido Aprista Peruano alcanzarían, según una reciente encuesta de la empresa privada Datum, apenas el 5 y 3 % de intención de voto, respectivamente.
El fujimorismo, según Chaparro, tendrá que luchar con una imagen relacionada con la corrupción, pero además con el hecho fáctico de que llegan sin un Fujimori en su lista.
«En Lima, quien está a la cabeza es Martha Chávez. Cuando ella postuló a la presidencia en 2006, sacó 7 %. En Lima tiene un poco más de fuerza, pero nunca les ha ido bien sin un candidato Fujimori. En cambio, con ellos sí alcanzan por encima de 30 %», apuntó Chaparro.
La postulación de Martha Chávez es una regresión del fujimorismo
En el caso del Aprismo, tanto Chaparro como Albán consideraron que sus probabilidades «son mínimas».
«Está en una crisis. Se suicidó su líder Alan García, pero su líder se quitó la vida cuando tenía 4 % de aprobación», dijo Chaparro.
Quien llega mejor ubicado, según la misma encuesta de Datum, es el partido de centro derecha Acción Popular, que aún sin un líder claro, cuenta con un 15 % de intención de voto.
«Líder claro no tienen, pero sí tienen una marca partidaria de los gobiernos de Fernando Belaunde (1963-1968 y 1980-1985) y de Martín Paniagua (2000-2001), que no están precisamente asociados a la corrupción. Y como ahora la corrupción es un tema que marca mucho, es un síntoma que los peruanos tengan una mayor preferencia por este partido», agregó Chaparro.
UNA IZQUIERDA SIN INSCRIPCIÓN
En tanto que la izquierda, que ejerció una importante labor de fiscalización en la lucha contra la corrupción impulsada por el gobierno de Vizcarra, irá al Congreso en partidos divididos.
El movimiento Nuevo Perú, de la excandidata presidencial Verónica Mendoza, llegará sin una inscripción propia, por lo que aspirará al Congreso en alianza con Juntos por el Perú, del ex primer ministro Yehude Simon, tras una frustrada alianza con el partido de Vladimir Cerrón, un político condenado por corrupción.
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El Frente Amplio, que lidera Marco Arana, alcanza una simpatía del 4 %, y una lista en la que no participa ningún reciente excongresista, tiene alternancia de género y cuenta la participación de la activista por los derechos de la mujer Arlette Contreras y la extrabajadora sexual Ángela Villón, entre otras novedades.
«Tendrán que luchar con los prejuicios que tiene la gente de que es una agrupación de izquierda que, personalmente creo, se asocian a derechos sociales, pero no a propuestas de desarrollo económico», apuntó Chaparro sobre estas listas.
EFE/Foto archivo