El empleo informal alcanza el 73 por ciento del mercado laboral en Perú, uno de los índices más altos en América Latina, alertó hoy el decano del Colegio de Sociólogos del Perú, Roberto Rodríguez Rabanal, en diálogo con Xinhua, añadiendo que en el Perú «más del 98 por ciento de las empresas son micro o pequeñas».
Rodríguez Rabanal alude en estas declaraciones a los miles de peruanos que han generado sus propios empleos, creando diversas formas ingeniosas de negocios familiares, en las puertas de sus casas o en las calles, como una forma de subsistencia.
Según el sociólogo y catedrático de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya, pese a las limitaciones que enfrenta este sector productivo, la economía informal aporta de manera importante al país.
Un ejemplo del dinamismo de la informalidad económica lo constituye el vendedor de ropa en las calles Jesús Quispe, quien a sus 45 años trabaja en este negocio como ambulante desde que fue despedido hace 20 años de una fábrica textil.
Para este hombre, padre de tres hijos, que proviene de la zona norandina de Áncash, su jornada de trabajo se extiende de las 09:00 a las 20:00 horas, trasladándose de un lugar a otro en busca de clientes, gracias a lo que consigue mantener a su familia.
«He tocado muchas puertas en busca de empleo, pero no he encontrado, por lo tanto, como hacen la mayoría de peruanos pobres, tuve que crear mi propia fuente de trabajo vendiendo ropa», expresó.
Rodríguez Rabanal, un estudioso de este fenómeno socio-económico, valora los aportes de los negocios informales a la economía peruana porque dinamiza la producción, la comercialización, los servicios y la generación de empleos.
«En promedio, el 5 por ciento de los microempresarios acceden a créditos a una tasa aproximada del 33 por ciento, en cambio aquellos que pertenecen a la gran empresa, el 100 por ciento obtiene ese crédito a un 5 o 6 por ciento», anotó para ilustrar las dificultades que enfrenta el sector.
Sin embargo, considera que pese a su valioso aporte a la economía peruana, lo mejor en un futuro próximo sería que se lleguen a formalizar estas actividades para beneficio del sector y del propio país.
«No se trata de que la economía informal vaya a ser la alternativa, creo que hay que ser cuidadosos con eso y debería ser dinamizada con todas las facilidades del caso», precisó.
Para Rodríguez Rabanal, una de las causas de los constantes fracasos para llevar a la formalización a los micro y pequeños empresarios radica en que no existe un verdadero plan de trabajo donde se tome en cuenta a estas personas.
«La primera causa de este fracaso es que el proceso de formalización ha sido de arriba hacia abajo, nunca se ha sondeado opinión, menos consultado, a los involucrados», expresó.
De acuerdo a Rodríguez Rabanal, existe un discurso generalizado de los proponentes para llevar a cabo este proceso de formalización, pero no toma en cuenta la realidad, los problemas concretos de este sector.
«Lo segundo es que los distintos planteamientos que se han hecho han sido muy a futuro, solamente tienen en cuenta el aspecto fiscal, la recaudación de tributos y no se involucran en sus necesidades», anotó.
El decano de los sociólogos peruanos sostuvo que el proceso de formalización «tiene que ser pensado en términos de un desarrollo integral, un progreso social y de bienestar individual, eso implica, además, mejores servicios».
El economista Elmer Cuba, de Macroconsult, sostuvo que durante el año pasado se generaron alrededor de 300.000 puestos de trabajo formales, sin embargo al mismo tiempo se crearon 400.000 puestos en la economía informal.
Según las investigaciones de este experto en finanzas, cada 120.000 empleos nuevos que se crean en este país representan un promedio de un punto adicional en el crecimiento de la economía peruana.
De acuerdo a las proyecciones del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), durante este año, la economía peruana espera cerrar con una expansión cercana al 4,2 por ciento, gracias a la mejora de los precios de los minerales en los mercados internacionales. (Xinhua)
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