Fernando Olivas Ortíz, secretario general del mexicano Sindicato Nacional de Redactores de la Prensa (SNRP), repasa, en entrevista para la FAPE, la situación que viven los periodistas y el periodismo en el país norteamericano, considerado como uno de los más peligrosos del mundo para ejercer esta profesión.
-Presénteme al Sindicato Nacional de redactores de Prensa (SNRP) de México, del que usted es secretario general
-Es la organización más antigua de defensa de periodistas en México. Son ya 95 años de trayectoria en los que hemos venido custodiando las distintas etapas del desarrollo de la prensa en nuestro país, con el objetivo de generar mecanismos que coadyuven a la protección y fortalecimiento profesional del gremio. No se trata de un sindicato como los típicos mexicanos, que funcionan a través de prebendas o contratos gubernamentales, nuestra organización mantiene un carácter autónomo y organizado a través de secciones distribuidas a lo largo de la República.
-¿A cuántos profesionales agrupa?
-Durante muchos años hemos tenidos secciones que firmaban un contrato colectivo de trabajo, pero, en las últimas décadas, la situación laboral se ha puesto cada vez más difícil y es ahí cuando se han creado delegaciones en las que los periodistas que las integran en los diferentes estados de la República mexicana han optado por un sistema más directo como una manera de conservar el empleo, aunque tengan que renunciar a situaciones como un contrato colectivo de trabajo o a los servicios médicos. Es una manera de poder seguir trabajando, y eso ha permitido que los patrones muchas veces omitan los servicios sociales o bien que creen un sindicato propio a su modo, para seguir conservando el control y recuento de los trabajadores. Actualmente se cuentan un promedio de 13 estados donde tenemos delegaciones y son aproximadamente 1.500 periodistas los que las integran.
“Este clima de incertidumbre y amenaza constante
inhibe la labor periodística y muchos trabajadores
de los medios callan cuestiones que conocen
y que deberían hacerse públicas, pero que no
se ventilan pues puede poner en riesgo su vida”
-En México, el problema de la impunidad se suma al del terror. ¿Cuál es el porcentaje de asesinatos y agresiones a periodistas que se resuelven, según sus datos?
-Con el mencionado proyecto de Semáforo de Impunidad pretendemos dar una cifra muy exacta. Queremos contar con toda la documentación necesaria para evidenciar aquellos casos en los que no se han tenido avances suficientes, buscando también otorgar una calificación al nivel de impunidad de cada caso en concreto. No obstante, con los datos que tenemos confirmados hasta la fecha, podemos adelantar que tenemos una tendencia a mantener un alto nivel de impunidad, no sólo respecto a la detención de los culpables, sino también en cuanto a su condena, al apoyo a las víctimas, y a las medidas para evitar que crímenes de esta naturaleza se sigan repitiendo, que son factores que, de igual forma, consideramos parte del proceso integral de justicia que debemos exigir.
-¿Quiénes son los responsables de esa impunidad?
-Sin duda que todos como sociedad tenemos parte de esa responsabilidad. Incluso en nosotros, como defensores de periodistas, cuestiona nuestro papel, y nos empuja a buscar acciones más eficientes para aminorar el grave deterioro. No obstante, consideramos que en las autoridades gubernamentales recae gran parte de la competencia y capacidad para hacer frente a este mal, y por tanto aquí recae también una proporción considerable de las exigencias para generar mecanismos más eficientes, pues a fin de cuentas son este tipo de entidades las que tienen la capacidad judicial, así como mayores facultades preventivas para evitar el deterioro que tiene actualmente en jaque a la libertad de prensa.
México: Periodistas de Sinaloa exigen frenar crímenes contra la prensa
-El gobierno de Peña Nieto se ha comprometido a luchar contra esta falta de resolución de los ataques y crímenes desde varios de sus departamentos. Sin embargo, no parece que esos anuncios se hayan traducido en una realidad fehaciente. Por el contrario, hay quien afirma que la situación ha empeorado en los últimos años.
-Si nos basamos únicamente en los datos duros, nos parece que al inicio del sexenio se hicieron algunos esfuerzos que redujeron los índices registrados en el periodo anterior. No obstante, conforme ha venido avanzando la administración del actual mandatario, las cifras han ido incrementándose, por lo que consideramos que, si no se toman las acciones oportunas y se revierte esta tendencia creciente de agresiones, el sexenio podría terminar tan mal como el anterior o incluso peor. De todos modos, no nos parece que lo más importante sea ver cuál periodo fue peor o mejor, sino que lo verdaderamente grave es que ya se ha cumplido más de una década sin que se vea un contundente cambio que reduzca los alarmantes niveles de impunidad y agresiones a la prensa que se vienen manifestando desde que inició esta guerra que ha costado ya decenas de miles de vidas.
-Estamentos y organismos internacionales, entre otros, muchos formados por periodistas, como la propia FAPE, han pedido en repetidas ocasiones que se adopten medidas que protejan a los redactores mexicanos y acaben con la impunidad para sus atacantes. ¿Sirven de algo estas llamadas desde fuera del país?
-Nos parece que el clima actual da pie a que en cualquier estado y en cualquier momento se pueda llegar a presentar un nuevo ataque contra periodistas. No obstante, también hay que reconocer que hay regiones donde este fenómeno se percibe de forma más aguda, nuevamente coincidiendo con lugares donde tiene gran presencia y capacidad operativa el crimen organizado, y particularmente el narcotráfico. Esto es evidente con los datos de agresiones en estados portuarios como Veracruz, Oaxaca, Guerrero, Michoacán, así como también fronterizos con Estados Unidos, como Tamaulipas y Chihuahua.
“Uno de los objetivos primordiales del sindicato,
para este año en curso, es el lanzamiento
de un programa de seguimiento en tiempo real
para tener un diagnóstico, en todo momento,
del estado que siguen las investigaciones
en torno a cada uno de los casos”
-Sin duda alguna, nos parece que los pronunciamientos y acciones realizadas por organizaciones hermanas, como la FAPE, son una llamada de atención importante. El escrutinio internacional se ha vuelto un factor de peso que ha motivado la rendición de cuentas y ha elevado la exigencia de justicia más allá de las fronteras, generando una presión importante para que los responsables actuales ejerzan de mejor forma su papel.
-Para terminar: ¿Puede atisbarse una solución para la actual situación del periodismo en México?
-El problema del periodismo en México, como la situación en general en el país, es un tema complejo y que involucra múltiples factores. Por desgracia, no hay a la vista una vía que se proyecte como una solución definitiva al problema, pues es algo que también está muy ligado al clima social actual. Creemos que sí se pueden ir concretando pasos que permitan un mejoramiento gradual de la situación, lo cual sería, al menos, un primer avance para sacar al país de esas bochornosas listas de naciones más peligrosas para ejercer el periodismo, algo que sólo será posible con el trabajo constante de múltiples actores sociales, incluidas también las organizaciones y sociedad civil.