Encargados de explorar formación Gobierno belga no se reúnen con ultraderecha

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BRUSELAS.- Los dos políticos designados por el rey Felipe de los belgas para explorar la formación de un gobierno federal en Bélgica, el liberal francófono Didier Reynders y Johan Vande Lanotte, del partido socialista flamenco, no han mantenido contactos con el partido ultraderechista Vlaams Belang.

Los dos dirigentes, que el monarca belga seleccionó como «informadores» el pasado 30 de mayo, tampoco se han reunido con el izquierdista Partido del Trabajo de Bélgica (PTB) durante su primera semana de contactos.

En las elecciones legislativas del pasado 26 de mayo, la extrema derecha del Vlaams Belang obtuvo 18 escaños y fue la segunda formación más votada en la región de Flandes (norte del país), mientras que el PTB consiguió 12 asientos en el Parlamento federal.

«Deseábamos avanzar con todos los presidentes de los partidos que pueden contribuir a la formación de un gobierno federal, así que, para ser muy claro, no nos hemos reunido ni con el presidente del Vlaams Belang ni con el del PTB», declaró en una rueda de prensa el también ministro de Asuntos Exteriores en funciones, Didier Reynders.

El político belga dijo que él y Vande Lanotte habían constatado que no había «mayorías posibles» con esos dos partidos.

Reynders se expresó en ese sentido tras acudir, junto a Vande Lanotte, a un encuentro con el rey Felipe en el que informaron al monarca sobre sus intercambios de posturas con los diferentes partidos.

El jefe de Estado belga decidió, tras ese encuentro, prolongar el mandato de los «informadores», que volverán a reunirse con el rey el 17 de junio.

Si bien Reynders y Vande Lanotte no se citaron con los representantes del Vlaams Belang, el rey Felipe sí recibió al presidente del partido de extrema derecha, Tom Van Grieken, la semana pasada en el marco de los contactos para tantear la formación de un Gobierno federal, un encuentro que no tenía precedentes desde 1936.

Pese al fragmentado escenario político que dejaron los comicios legislativos, con el triunfo en Flandes de los nacionalistas y la ultraderecha, en paralelo a la victoria de los socialistas en Bruselas y Valonia (sur el país), Reynders descartó que se repita la situación que Bélgica vivió entre 2010 y 2011, cuando se necesitaron 541 días para negociar la formación del Ejecutivo.

«Estimamos que un escenario como el que conocimos entre 2010 y 2011 no es posible hoy para la formación de un gobierno», subrayó el liberal, quien señaló que el Ejecutivo en funciones se encuentra en minoría, al contrario de lo que sucedió en 2010, y, por lo tanto, «no tiene el mismo poder de decisión que un Gobierno con una mayoría en el Parlamento».

Reynders destacó también que ante la posibilidad de una «degradación» de la economía, sobre todo por riesgos internacionales como el «brexit», es «importante» discutir para formar un Ejecutivo «en poco tiempo».

El panorama postelectoral apunta a unas complicadas negociaciones para formar gobierno, en un país acostumbrado a que se gobierne en coalición.

El rey de los belgas juega un papel activo en la formación de un gobierno, ya que primero consulta con los políticos de los grupos y a continuación debe designar a un «informador», encargado de estudiar cómo lograr una mayoría y con qué socios.

Aconsejado por el informador, el rey designará a continuación a un formador, que deberá constituir un gobierno.

EFE/Foto: nieuwsblad.be

 

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