Viajar a Moquegua durante estos días es cargarse de energía ambiental y recuerdos históricos de heroicidad, porque sus 15 733,97 kilómetros cuadrados de superficie muestran cómo cambian los territorios de costa a sierra y se pueden observar seis pisos ecológicos de los ocho que clasificó Javier Pulgar Vidal en su tesis de regiones naturales. La región Moquegua tiene tres provincias Mariscal Nieto, General Sánchez Cerro e Ilo, éste último uno de los puertos más importantes del país.
Los distritos de Moquegua como capital de la región de Ilo tienen la mayor cantidad de población de la región cuyas costumbres agrícolas, de ganadería y sobre todo el arte culinario en pastelería, así como la preparación de piscos, vinos, licores y macerados frutales son extraordinarios para una buena estadía de reposo, recarga de energías, meditación y contemplación de paisajes o el mar.
Las soleadas playas de Ilo presentan arenales espectaculares que mezclan modernidad e historia colonial que recuerda a don Gerónimo de Villegas que en 1541 le puso el nombre de San Gerónimo de Ylo y con el tiempo quedó solamente Ilo. Aquí es abundante las aceitunas, la pesca y la industria por ello existen fábricas de harina de pescado, procesadora de productos marinos, entre otras industrias.
Estos días, el 6 de junio de cada año se recuerda el momento de elevación a Villa heroica al distrito de Torata a 40 minutos de Moquegua y con un clima cálido tan igual que su hospitalaria población. En este lugar podemos encontrar la zona arqueológica monumental Cerro Baúl, la catarata de Mollesaja, el mirador de Cristo Blanco y la Iglesia de San Agustín, entre otros que forman parte de los atractivos turísticos para todo visitante de la zona. Son 196 años que Torata celebra su aniversario con exposiciones culturales, corso de la amistad y serenata a Torata.
Saborear la patazca moqueguana preparados con maíz pelado, mondongo, panceta de cerdo, papas, carne de cordero y de res, chuño y trozo de rocoto dejan el sabor de una sopa contundente. Acompaña un buen cuy frito o picante de cuy con salsa de maní tostado y ají panca con papas o yuca, choclo sancochado y rodajas de huevo sancochado. Resalta la chacharrada como plato emblemático de Moquegua, que se prepara con papas y siete carnes, que son cocidas bajo tierra. Lo sancochado entre vísceras de res, chunchulí, anchura, criadilla, venas, hígado, mollejas y corazón que son sazonadas con pimienta y comino luego fritos y servidos con ají molido que son una delicia para el paladar del visitante. Otros platos exquisitos de la zona son el sudado de machas o el moqueguano de camarón que le dan variedad y buen gusto para saborear durante la estancia. Se acompaña, sin duda, con una buena copa de pisco o de vino para asentar el buen sabor.
Para recordar la visita realizada será bueno buscar el alfajor de penco con miel o manjar blanco, los guagüeros que son una especie de pañuelos de harina que envuelven el manjar blanco. Los voladores que es un postre que era preparado en los conventos y que hoy la pastelería moqueguana los ha tomado por la forma de cómo las capas superiores del preparado de harina y huevo se levantan ligeramente y tiene una similitud con los alfajores, pero con capas delgadas como mil hojas. No deje de probar las rosquitas de maguey o el turrón de penco, los alfajorillos y el llamado nidito de amor que son una delicia de postres.
En fin, tanto para comer o disfrutar del viaje observando valles y campíñas nos hace recordar las gestas heroicas de la emancipación y la independencia nacional en las batallas de Torata y Moquegua entre 1823 y luego durante la Guerra con Chile en 1880 en la batalla de Los Ángeles, entonces dejamos su arquitectura, sus tradiciones, sus calles estrechas, sus rejas de estilo sevillano, sus balcones de cajón y los recuerdos de personajes o pescadores que se confunden en la historia del sur peruano.
Hasta nuestro siguiente viaje en así es mi tierra.
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