NUEVA YORK.- La ministra española en funciones para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, adelantó este sábado en Nueva York el éxito en adhesiones de la coalición de justicia climática que encabezan España y Perú para promover la calidad del aire, la transición justa y la igualdad de género.
Ribera participó a primera hora del sábado en el acto «Unidos por la Justicia Climática», organizado por la Foundation for European Progressive Studies (FEPS), y después habló con medios españoles sobre esta iniciativa liderada por su Ministerio de cara a la Cumbre para la Acción Climática de la ONU que se celebra el lunes.
La Coalición de Impulsores Sociales y Políticos creada por los gobiernos de España y Perú para facilitar la acción en esos tres ejes identificados por Naciones Unidas ante la cumbre -que busca aumentar la ambición de los países respecto al Acuerdo de París- es «un gran éxito», afirmó la ministra.
La incidencia de las propuestas de la coalición, desgranó, está siendo «positiva y variada: el componente de transición justa, con más énfasis en países industrializados; la salud, con una acogida extraordinaria en ciudades de todo el mundo; y el género, con un respaldo de actores muy diferentes en todos los continentes».
Aunque los resultados son provisionales debido a que «se siguen sumando» países, medio centenar han firmado ya los compromisos de transición justa; unos 40 países, más 60 ciudades, los referentes a la calidad del aire; y otros 40 países, aproximadamente, los del eje de género, según los últimos datos oficiales.
Ribera opinó que «España ha hecho de la transición ecológica un vector de modernización de su economía y un vector de actualización de sus políticas sociales», y eso «explica por qué» el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, le pidió a su gobierno «liderar las iniciativas de corte social».
«Guterres dijo que no daría la palabra a quien no viniera con propuestas concretas o compromisos que se estuvieran materializando, y eso ha generado suspicacias en actores que no están siendo activos en materia de clima», apostilló sobre la cita del lunes, en la que intervendrá el presidente de Gobierno, Pedro Sánchez.
Ribera subrayó este sábado en el foro que la necesidad de aplicar la «justicia climática» a la transformación de los modelos económicos y las sociedades porque pueden generarse desigualdades entre países y también dentro de cada país, en referencia a colectivos trabajadores y zonas geográficas vulnerables.
El gobierno español «ha propuesto un marco estratégico transformador importantísimo» y aunque todavía no se ha adoptado definitivamente en el país, este implica un «cambio en la prioridad y reorganización de las inversiones y de la demanda social», indicó Ribera.
Sostuvo que ese marco recoge «cambios importantes en la integración de variables de transición justa en los procesos de cierre y reapertura» de centrales energéticas y en la penetración de las energías renovables que, a su juicio, dan la posibilidad de «sentirse empoderados» a cooperativas y municipios.
En ese sentido, preguntada por la situación en municipios del norte de España como Asturias, León o Galicia, donde se van a cerrar centrales térmicas, aseguró que el primer mensaje que se les envió fue de «honestidad»: «Es un proceso de transformación que sabíamos que iba a ocurrir desde hace diez años».
«Una sociedad moderna y que se considera cohesionada tiene que trabajar en políticas solidarias de acompañamiento del proceso de transformación», matizó la ministra, que planteó «contratos de transición justa» y apoyo tanto a trabajadores como empresas del ámbito de la electricidad, cuyo negocio evoluciona.
Por último, Ribera reconoció que en el debate sobre justicia climática ha «explotado» la variable intergeneracional, ya que ha habido una toma de conciencia por parte de los más jóvenes respecto a la desigualdad que afrontan en el futuro si los gobiernos no emprenden acciones.
La ministra, que tras este acto se reunió con un grupo de jóvenes activistas españoles que acudieron este sábado a la ONU junto a la sueca Greta Thunberg, reconoció que «estamos siendo egoístas porque nos llama mucho la atención lo que hacen» pero «no debería hacer falta que los adolescentes salgan a la calle a decir lo que sabemos».
«Es un mensaje comprensible para todos y sangrante: queremos ir a la escuela y tener un futuro, pero vemos desde nuestra edad de hoy que la falta de acción deja una situación complicada, así que hagan el favor de escuchar a quien sabe», interpretó.
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