MADRID/España.- Un grupo desconocido de hombres, atacó la embajada de Corea del Norte, secuestró a sus empleados durante 4 horas y robó las computadoras, en uno de los barrios residenciales más exclusivos de la capital española.
De acuerdo a fuentes del Centro Nacional de Inteligencia de España, los autores de la operación habrían sido miembros de una de las más poderosas agencias de inteligencia de Europa que habrían tenido como objetivo recuperar información sensible que Corea del Norte acumuló luego de numerosos hackeos a entidades públicas y privadas de América y del Viejo Continente.
El hecho ocurrió hace unos quince días y todavía el Ministerio de Exteriores y el del Interior tratan de determinar quiénes fueron los autores de esa misión, que huyeron de la sede diplomática con ordenadores y documentación. Escaparon en dos vehículos de alta gama mientras la policía ya estaba en el lugar.
«Un grupo de hombres ha entrado a la embajada y ha amordazado al personal», dijo la empleada consular a la Policía Nacional una vez que consiguieron un traductor que pudiera certificar la declaración de la víctima. La reacción policial fue inmediata. Enviaron una patrulla para que corroborara lo que la mujer decía y montar guardia sobre la casona.
Al golpear a la puerta, un hombre con aspecto coreano y un pin visible en su chaqueta con el rostro del gobernante norcoreano Kim Jong-un respondió a los agentes. «Aquí no pasa nada», avisó, breve. Era uno de los infiltrados que se hacía pasar por un enviado diplomático.
Los policías montaron vigilancia en la calle Darío Aparicio, sin poder ingresar a la residencia. A los pocos minutos, dos vehículos de lujo salieron desde el interior de la embajada y partieron a toda velocidad.
Los oficiales miraron extrañados: uno de los choferes era quien les había abierto la puerta. Al cabo de unos instantes varios empleados comenzaron a salir de edificio. Habían estado retenidos durante cuatro horas.
En pocos minutos el lugar estaba lleno de ambulancias, patrulleros y agentes. Las alarmas se encendieron no sólo en el Ministerio del Interior, sino también en la Cancillería española que vería por delante un conflicto bilateral con la embajada norcoreana.
Según pudo reconstruir Infobae, se llevaron computadoras y algunas carpetas con documentación sensible. El hermetismo en la sede consular es desde entonces absoluta. Las computadoras pertenecían a los empleados de mayor rango. Además, por orden de Pyongyang, la colaboración de la residencia es tímida: quieren resguardar la información que se mantenía encriptada en sus archivos.
El hecho sucedió apenas cinco días antes de que Kim Hong-un y Donald Trump se reunieran en Vietnam, una cumbre que todos los gobiernos de Europa siguieron bien de cerca aunque sin tener participación.
Las sospechas del CNI -a apenas cinco minutos del lugar del atraco- van en esa dirección: creen que una agencia fue la responsable de la operación en Madrid.
Por el momento, las autoridades españolas no adelantaron avances en la investigación. Peritos de la Comisaría General de la Información están analizando imágenes y cámaras de ese día para intentar rastrear los dos vehículos que desaparecieron de la embajada de la calle Darío Aparicio, en el lujoso barrio de Aravaca. (ECHA – Agencias)