SAN SEBASTIÁN (España).- Gastón Acurio recibió hoy el homenaje de San Sebastián Gastronomika como el hombre que revolucionó la cocina peruana, un «visionario» que hoy ha reivindicado la vuelta de la cocina al hogar y la recuperación de la «memoria» culinaria de abuelas y madres.
El reconocimiento al chef del «Astrid y Gastón» de Lima tuvo lugar durante el acto inaugural de este congreso en el auditorio del Kursaal de San Sebastián (norte de España), donde recibió el aplauso de sus compañeros de profesión.
Un vídeo, en el que se le ha presentado como un «referente» de la cocina de Suramérica, como «un líder comprometido y educador», dio paso a la entrega de una escultura, realizada por el cocinero vasco Ramón Roteta, ante la mirada de sus colegas españoles y de los que han venido de los países invitados a esta edición: Suráfrica, Japón, Brasil, Australia, Turquía y Hungría.
Los primeros agradecimientos de Acurio fueron para San Sebastián, adonde llegó desde Madrid con 18 años para gastarse todos sus ahorros en el restaurante Arzak y donde ese mismo día decidió que quería ser cocinero y no abogado como esperaba su familia.
Aunque ha acudido más de una vez a San Sebastián Gastronomika, esta ocasión es para él «muy emocionante» y desde el escenario recordó la importancia que la gastronomía está teniendo en Perú como «herramienta» para promover el producto local y el turismo y para fortalecer la identidad del país.
Ahora, dijo, los profesionales del gremio deben tratar de que la cocina regrese «al hogar», de que se vuelva a cocinar en casa, se recuperen las viejas recetas y la familia se reúna en torno a la mesa.
«Tenemos el desafío de hacer de la cocina una de las actividades más importantes porque la sociedad lo necesita enormemente», afirmó.
San Sebastián Gastronomika también celebró los 30 años de la asociación de cocineros Eurotoques, que pusieron en marcha Pedro Subijana, Juan María Arzak, José Juan Castillo y Karlos Arguiñano para fomentar actividades solidarias y de formación en las escuelas.
Tres décadas después de la idea de esos «cuatro locos», como dijo Castillo, esta asociación cuenta ya con 3.000 socios de toda Europa, más de 600 de ellos españoles, que suman un centenar de estrellas Michelín.
En la inauguración del congreso, se presentó además el proyecto de Zaporeak, puesto en marcha por un grupo de voluntarios del barrio donostiarra de Intxaurrondo, amantes de la gastronomía, que desde hace varios meses cocinan para los refugiados que llegan a la isla griega de Chios.
El congreso se ha sumado a esta iniciativa y ha distribuido urnas por el Kursaal con el fin de recaudar el suficiente dinero para poder alimentar a los refugiados durante un mes.