MADRID (España).- Nuevas elecciones tendrá España, las cuartas en cuatro años, después de que este martes se constató un nuevo fracaso de los partidos políticos en forjar un acuerdo de gobierno tras las elecciones de abril.
Casi cinco meses de disputas, negociaciones y reproches concluyeron hoy cuando el rey Felipe VI, tras cerrar una nueva de consultas políticas, constató que no hay un candidato que pueda tener suficiente apoyo parlamentario para alcanzar la jefatura del Gobierno.
El presidente del Gobierno en funciones y líder socialista, Pedro Sánchez, reconoció hoy que desde las elecciones de abril intentó «por todos los medios» lograr un acuerdo de gobierno, pero que le ha resultado «imposible».
En una rueda de prensa en el Palacio de la Moncloa, Sánchez responsabilizó al izquierdista Unidas Podemos (UP) por haber «impedido cuatro veces» en el 2016 y 2019 la formación de un Gobierno progresista, pero también al centroderecha del Partido Popular y Ciudadanos por no abstenerse para que el Ejecutivo no dependa de los independentistas.
«Lo he intentado por todos los medios, pero nos lo han hecho imposible. He procurado conformar un Gobierno para España, un Gobierno no cualquier Gobierno, sino el que a mi juicio necesita España ante los desafíos que tenemos por delante», recalcó Sánchez.
Sánchez recalcó que España necesita un Gobierno «estable» para afrontar retos como la desaceleración económica global, las consecuencias del «brexit» o la reacción a la sentencia -prevista para octubre- del Tribunal Supremo en el juicio contra doce líderes catalanes por el intento independentista ilegal del 2017.
En cambio, la falta de un acuerdo aboca a la celebración de nuevas elecciones, que según los plazos legales se convocarían oficialmente el próximo día 23 y tendrían lugar el 10 de noviembre.
Las elecciones del 28 de abril pasado dieron una clara victoria al Partido Socialista (PSOE) de Sánchez, pero sin una mayoría suficiente en el Congreso. Durante los meses siguientes, los socialistas no lograron un acuerdo con su socio preferente, Unidas Podemos.
La insistencia de Sánchez y los socialistas de formar un Gobierno monocolor con apoyo parlamentario de UP, y el empeño de esta formación de entrar en un Ejecutivo de coalición fueron la clave de ese desencuentro, que ya frustró una primera investidura del líder socialista en julio pasado.
En esa ocasión, el PSOE sí aceptó una coalición y ofreció a UP una vicepresidencia del Gobierno y tres ministerios, pero la formación izquierdista consideró insuficiente esa oferta.
Además, ni el conservador Partido Popular (PP) ni el liberal Ciudadanos (C’s) aceptaron abstenerse en una hipotética nueva votación sobre Sánchez.
El líder de UP, Pablo Iglesias, acusó por Twitter a Sánchez de cometer «un error histórico de enormes dimensiones forzando otras elecciones», y acusó al líder socialista de tener «una obsesión con acaparar un poder absoluto que los españoles no le han dado».
El presidente del PP, Pablo Casado, confesó ante la prensa tener una «sensación agridulce», y aseguró que «no podemos entender cómo hemos llegado hasta aquí».
Sánchez, en su rueda de prensa, repartió reproches por todo el arco político, y así acusó a UP de ser «el único partido a la izquierda de la socialdemocracia que ha impedido cuatro veces un gobierno progresista» a nivel europeo.
También recalcó que «lamentablemente los conservadores españoles poco tienen que ver con los conservadores europeos» a la hora de promover la estabilidad política de sus países.
Las elecciones de noviembre serán las cuartas en menos de cuatro años, después de que los comicios de diciembre del 2015 abrieron una era de difícil aritmética parlamentaria, tanto por la aparición de nuevos partidos políticos de ámbito nacional (Ciudadanos, Podemos y posteriormente el ultraderechista Vox) como por la enorme dificultad que muestran los líderes políticos para alcanzar a nivel estatal pactos que sí cierran a nivel regional o municipal.
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