La evolución de las ciberamenazas de extorsión y el auge del ransomware como servicio (RaaS, por sus siglas en inglés), perfila a la implementación de una arquitectura de malla de seguridad (CSMA), como una de las principales tendencias de ciberseguridad de 2023, año en el que se esperan daños por más de 30 mil millones de dólares a causa de esas ciberamenazas, según Acronis.
Así lo consideró Manuel Moreno Liy, Chief Security Sales Enablement Officer en IQSEC, quien explicó que este enfoque de ciberseguridad es capaz de proporcionar a las organizaciones una estructura de seguridad común, con diferentes capas de protección orquestadas para reducir las posibilidades de consolidación de un ciberataque.
“Hoy en día, se esperan más intentos de ciberataques por el crecimiento de las redes 5G, que si bien, dan mayor velocidad en la conectividad, también representan mayores puntos de acceso de intrusión que pueden ser explotados e incluso vendidos como un servicio”, detalló el experto en Ciberseguridad.
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Ello sumado al desconocimiento de los riesgos de ciberseguridad manifestado por 53.2% de las personas usuarias de internet fijo en México, de acuerdo con la “Segunda Encuesta 2022, Usuarios de Servicios de Telecomunicaciones”, del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), devela un panorama de riesgo para organizaciones tanto públicas como privadas, que tienen la necesidad cada vez más de implementar estrategias de seguridad informática con enfoques más holísticos de protección.
“El mercado de la tecnología demanda evolucionar y poner en el centro de las necesidades servicios de ciberseguridad que integren la conectividad y no al revés. Es decir, que los proveedores de telecomunicaciones van a tener que migrar realmente a tendencias de seguridad que se conecten y compartan capacidades de inteligencia, como lo hace la CSMA”, explicó Moreno Liy.
De hecho, la consultora Gartner, predice que para 2024, las organizaciones que adopten una arquitectura de malla de ciberseguridad reducirán el impacto financiero de incidentes de seguridad particulares en una media del 90%.
Una arquitectura de malla de seguridad dota de protección los procesos críticos de las organizaciones, mediante cápsulas de seguridad establecidas en las múltiples superficies de ataque, para lo cual se deben evaluar y elegir productos de seguridad capaces de interoperar con estándares establecidos y emergentes.
“Con ello se asegura el uso de las mejores prácticas de una CSMA, como, por ejemplo, evolucionar la infraestructura de IAM para que funcione como un mecanismo de identidad componible y resiliente”, finalizó Manuel Moreno.
En IQSEC, una de las principales líneas de negocio es la Arquitectura de Interoperabilidad y Tecnologías Emergentes, que contempla Bus de Seguridad, Orquestación, Security Information and Event Management (SIEM), Analítica contextual y Flujos, con lo que se logra la implementación de una malla de ciberseguridad en las organizaciones.
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