BAGDAD.- Tras su derrota total, el Estado Islámico abandonó la estratégica ciudad de Ramadi en escombros, caminos destrozados y sembrado de minas y trampas explosivas, por lo que brigadas de zapadores chequean al milímetro el terreno.
«Todos los combatientes del Estado Islámico se han marchado. No hay resistencia», declaró el portavoz Sabah al Numan, tras advertir que la zona aún debía ser despejada de minas y trampas explosivas colocadas por el grupo yihadista en su huida.
De otro lado, el presidente del Parlamento, Salim al Juburi saludó a «los héroes de las fuerzas de seguridad por esta victoria que liberó a la ciudad de Ramadi del terrorismo».
Este éxito «es el resultado de meses de trabajo del ejército iraquí, de los servicios de lucha antiterrorista, de la fuerza aérea iraquí, las policías locales y federales, así como de todos los combatientes tribales, todos apoyados por más de 600 ataques aéreos de la coalición desde julio» pasado, subrayó el portavoz de la coalición internacional.
En varias ciudades del país los iraquíes ya celebraban lo que es visto como una victoria frente al grupo yihadista, teniendo en cuenta que Ramadi era considerada uno de los principales bastiones del Estado Islámico
Las fuerzas de élite antiterroristas y las tropas respaldadas por bombardeos del ejército iraquí y de la coalición habían entrado con relativa facilidad en la ciudad, caída en manos del Estado Islámico en mayo.
Pero los cientos de trampas y artefactos explosivos sembradas en la la ciudad, combinados con los atentados suicidas y los francotiradores, han dificultado la toma completa de la ciudad, seis días después del inicio de la ofensiva.
Situada a unos 100 kilómetros al oeste de Bagdad, Ramadi es la capital de Anbar, la mayor provincia de Irak, y comparte frontera con Siria, Jordania y Arabia Saudita. (ECHA-Agencias)
