Controlar el estrés desde la infancia, e incluso en la etapa prenatal, ayuda a prevenir trastornos mentales en la vida adulta, han coincidido en señalar los investigadores internacionales que participan en un debate organizado por B·Debate, una iniciativa de Biocat y la Obra Social ‘la Caixa’.
Según ha explicado en rueda de prensa la investigadora del Instituto de Neurociencias de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), Roser Nadal, la adaptación y la salud mental de los niños y adolescentes se puede mejorar a través de mecanismos como el acompañamiento de los padres o una preparación para futuras situaciones de estrés.
Los expertos han dicho que el estrés tóxico y lesivo en casos de acoso escolar, abusos o maltratos dejan huellas biológicas, y es el principal factor no genético que aumenta la vulnerabilidad a desarrollar trastornos adaptativos y problemas crónicos de salud mental, como conductas depresivas, bulimia o déficit de atención.
Nadal ha dicho que el estrés no siempre es negativo, puede ser adaptativo, que favorece la memoria y el rendimiento cognitivo, que facilitan la adaptación del individuo en el entorno, y ha revelado que el 70 % de los trastornos adaptativos llevan «trazas de vivencias en la etapa prenatal, infancia o adolescencia».
Los investigadores han revelado que debe haber un equilibrio en el estrés, llamado ‘eustrés’, con el que los niños a través de situaciones de estrés positivo las vean como un reto, no como una amenaza, mejorando su resilencia -la capacidad de los seres humanos para superar situaciones adversas-.
La investigadora de la Escuela Politécnica Federal de Lausana (Suiza), Carmen Sandi, ha dicho que cuando el individuo ejerce algún tipo de control en una situación de estrés se debilita la corteza prefrontal, provocando que se sienta más vulnerable y que sienta que tiene menos control.
Los especialistas han afirmado que un uso inadecuado de psicofármacos a edad temprana produce efectos negativos a largo plazo que no siempre son adaptativos, y puede conllevar problemas mentales y cambios en el comportamiento en la vida adulta.
Nadal ha dicho que el estrés «es controlable, desde la escuela y la familia se puede graduar el estrés, por medio de pequeños tratamientos, que enfrenten sus miedos o retos, y se sientan preparados para afrontar las situaciones de estrés futuras».
Los investigadores han dicho que para evitar que haya una transmisión intergeneracional de agresividad o estrés, deben producirse experiencias precoces positivas como el cuidado maternal adecuado, el enriquecimiento ambiental mediante la estimulación cognitiva o el contacto social estimulante.
Según los datos que han mostrado los investigadores, en España dos de cada diez niños sufren un problema mental, cerca de un 11 % de adolescentes puede desarrollar trastornos depresivos sobre los 18 años y un 8 % de adolescentes puede presentar un trastorno de ansiedad entre los 13 y 18 años.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en Europa, los trastornos depresivos representan la cuarta causa más frecuente de enfermedad, y en los países occidentales, el coste global de los trastornos mentales podría superar el total de la diabetes, cáncer y enfermedades pulmonares en conjunto.
Además de los ponentes de la rueda de prensa, esta nueva edición de B·Debate sobre cómo las experiencias durante la etapa precoz tienen consecuencias detectables en la vida adulta, ha contado con la participación de científicos que participan en el congreso Early life experiences.Vulnerability or Resilence.
EFE/ Foto Raúl Graham/ Video YouTube