Eurocopa se jugará bajo extremas medidas sanitarias

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Retrasada un año por la pandemia, la Eurocopa de fútbol se inaugura el viernes y se verá acompañada hasta el 11 de julio por una multitud de precauciones sanitarias, diferentes dependiendo del país y que afectan tanto a los jugadores como a los espectadores.

Jugadores, cuerpos técnicos, trabajadores, medios de comunicación están acostumbrados a las «burbujas» que desde hace casi un año han permitido la reanudación de las competiciones a mediados de 2020: tendrán que someterse regularmente a test, espaciados un máximo de cuatro días, mantener sus distancias y evitar visitas y escapadas, un aislamiento que corre el riesgo de influir en la vida del grupo, algo que ya era un aspecto clave a largo plazo.

Los equipos vivirán por tanto bajo la constante amenaza de retiradas por contagios, como la del arquero neerlandés Jasper Cillessen para todo el torneo o las de los españoles Sergio Busquets y Diego Llorente y los suecos Dejan Kulusevski y Mattias Svanberg de cara al España-Suecia del próximo lunes.

Aunque nunca se trató de imponer la vacunación a los participantes, algunas de las delegaciones ya habrán recibido una o dos inyecciones, aunque no es posible calcular la proporción. Por ejemplo, el cuerpo técnico de la selección francesa se vacunó antes de finales de mayo, pero no se organizó nada para los jugadores, donde se optó por su «elección personal».

La selección española, de su lado, recibió la autorización para vacunarse el miércoles tras el positivo de Busquets.

El gran reto de la UEFA era conseguir que cada ciudad sede acoja público, una exigencia relacionada con los ingresos previstos por la venta de boletos, pero también por el deseo de celebrar el primer gran torneo internacional desde el Mundial-2018 sin la tristeza de las gradas vacías.
«Cada lugar, cada ciudad, cada país ha definido su fórmula», explica a la AFP Daniel Koch, consejero sanitario de la UEFA para organizar este regreso de los espectadores.
Budapest se comprometió a llenar su estadio -unos 68.000 espectadores- a condición de una vacunación completa para los húngaros y de una vacunación o test negativo para los extranjeros. Por contra, Múnich solo admitirá un 22% de público en el Allianz Arena, un máximo de 14.000 personas.
El acceso a los recintos se escalonará para evitar las colas de espera, con una franja de entrada de treinta minutos para cada poseedor de boleto, y la seguridad de los espectadores se basará en la distancia y la presencia de «800 expendedores de gel hidroalcohólico de media» por estadio, según la UEFA.

Con información de andina.pe

 

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