CIUDAD DE MÉXICO.- La anorexia, un desorden alimenticio que lleva a la persona a dejar de comer para estar más delgada, puede gestarse desde el hogar porque a veces la familia es muy crítica con la persona que tiene problemas de peso, dijo la psiquiatra Noemí Juárez Moreno.
«Muchas historias empiezan desde casa donde a veces el grupo primario de apoyo debe ser la familia, pero esta es muy crítica», señaló la doctora adscrita al Centro Comunitario de Salud Mental del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en el occidental estado de Jalisco.
La especialista dijo que en ocasiones el padre, madre o los hermanos son muy críticos con quienes tienen sobrepeso y empiezan con apodos burlas, hostigamiento o la hipercrítica de los padres «al hacer señalamientos en cuanto al peso y compararlo con los hermanos», abundó la experta.
Esas burlas y señalamientos, dijo, pueden continuar en la vida escolar, por lo que la persona que desarrolla la enfermedad toma cada vez medidas más drásticas para bajar de peso y obtener el reconocimiento o aceptación de los demás.
Explicó que los factores que orillan a una persona a padecer anorexia son muchos, los cuales van desde cuestiones bioquímicas, sociales y familiares.
«Desde los factores genéticos, hasta los sociales, por ejemplo los patrones de belleza que tenemos, sobre todo en el mundo occidental, donde para ser una mujer bella se tiene la creencia de tener que ser joven y delgada», explicó.
Juárez Moreno indicó que en ocasiones la familia no advierte el problema, e incluso el cambio de hábitos puede ser bien visto, ya que el paciente va dejando de comer paulatinamente enmascarando al principio su problema, con una supuesta alimentación más saludable.
«Empiezan a dejar de comer, eligen alimentos que serían para ellos los permitidos o no permitidos, después mentir a los padres respecto a si ya comieron o no», señaló la doctora.
No obstante, el bajo peso, así como síntomas como irritabilidad, ansiedad, uñas quebradizas y cabello, comisuras labiales partidas, entre otras manifestaciones físicas y emocionales pueden generar sospecha tanto de los familiares como de los profesionales de la salud que les proporcionan finalmente una terapia.
«Tienen una desnutrición muy fuerte, independiente de la edad. Justamente uno de los criterios diagnósticos es que el paciente tenga una baja de peso considerable», dijo.
Juárez Moreno abundó que para los adultos, la Organización Mundial de la Salud (OMS) tiene una fórmula muy simple para saber si hay peso bajo el cual es que el Índice de Masa Corporal (IMC) esté por debajo de 18.5.
El paciente, sin embargo, en la mayoría de los casos, niega el riesgo de su enfermedad, e incluso sufre de distorsión de la imagen de su cuerpo al mirarse al espejo, indicó.
«Ellos no se ven enfermos, su cerebro pierde la capacidad de percibir de forma precisa sus formas y tamaños, es tan patológico y específico que los pacientes pueden percibir perfectamente el tamaño y las formas de todos los demás, pero las de ellos mismos no» refirió.
Es frecuente que el paciente vaya a la consulta condicionado por sus familiares o seres queridos, ya que es difícil que acepte su problemática, dijo.
Y concluyó que dada su complejidad, es una patología con la cual se debe aprender a vivir en control con la ayuda del médico psiquiatra, psicólogo y nutriólogo.
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