ASUNCIÓN.- En Latinoamérica existe mayor proporción de mujeres en situación de pobreza que de hombres, a pesar del crecimiento económico de la última década, dijo hoy en entrevista con Efe Corina Rodríguez (foto), experta del Centro Interdisciplinario para el Estudio de Políticas Públicas de Argentina.
Rodríguez participó hoy en Asunción de un conversatorio organizado junto con ONU Mujeres, la Secretaría de Acceso a Derechos y Equidad, y la Comisión Interamericana de Mujeres de la Organización de Estados Americanos (OEA), en el marco de la reunión de ministros de Desarrollo Social de las Américas sobre pobreza y equidad, que concluye el jueves.
La experta aseguró que una de las causas del avance de la feminización de la pobreza es la brecha en los ingresos, ya que las mujeres perciben en promedio ingresos más bajos que los varones.
De igual forma, también influye la distribución de las tareas de cuidados de niños, enfermos y personas dependientes, que tradicionalmente se asignan a las mujeres.
«El peso del trabajo de cuidados no remunerado recae sobre las mujeres. Es un obstáculo para que accedan a recursos económicos y mejoren sus condiciones de vida. Además, se hace invisible el aporte que estas tareas tienen a la economía regional», afirmó Rodríguez.
La investigadora propuso que los países latinoamericanos implanten sistemas públicos de cuidados que garanticen un acceso «universal y de calidad» a estos servicios, y no «mediado por el mercado y segmentado en función de los ingresos de los hogares».
También abogó por conceder mejoras que permitan conciliar mejor la vida laboral y la familiar, ya que en muchos países de la región «las licencias por maternidad no llegan a los estándares de la Organización Internacional del Trabajo (OIT); por paternidad, son insignificantes, y por crianza de los hijos, inexistentes».
Agregó que los mayores avances en políticas de cuidados en la región están relacionados con la crianza de niños y niñas, pero hay pocos esfuerzos hacia las personas con enfermedades crónicas o discapacidades que generen dependencia, así como hacia los adultos mayores.
«La región está atravesando un cambio demográfico, y los países están envejeciendo de manera acelerada. La ausencia de políticas públicas para el cuidado de adultos mayores es un problema a la vuelta de la esquina», enfatizó Rodríguez.
También advirtió que, en el caso de las personas que realizan tareas de cuidados de forma remunerada, por ejemplo en casas de terceros, sus condiciones laborales suelen ser «muy precarias», lo que genera unos servicios «de mala calidad».
Además de esta división por sexos de las tareas de cuidados, Rodríguez alertó que el avance de las actividades económicas extractivas, vinculadas a la explotación de recursos naturales, precariza la situación económica de las mujeres.
«América Latina vive un proceso de reprimarización de sus economías. Se ha retrasado su proceso de industrialización, en favor de la explotación y venta al exterior de materias primas. Estas actividades, como la minería o la explotación agrícola intensiva, generan pocos empleos, menos aún para las mujeres», expuso.
El extractivismo impulsa además la expulsión de poblaciones rurales e indígenas de sus territorios «con el aval de los Estados, que impulsan políticas fuertemente represivas contra quienes resisten» este modelo económico.
La expulsión conlleva además, para muchas mujeres campesinas, la migración hacia ciudades o países donde tienen condiciones de vida precarias, e implica el riesgo de ser captadas por redes de trata de personas para la explotación laboral o sexual.
Según Naciones Unidas, la inversión en el empoderamiento económico de la mujer es esencial para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible, pero pese a los avances hacia la igualdad de género, la erradicación de la pobreza, y el crecimiento económico, persisten las brechas de género y de oportunidades económicas.