MIAMI (EEUU).- Mucho se ha escrito sobre las tragedias que han sacudido a la familia Kennedy, considerada como de la «realeza» en EEUU, pues las muertes de sus miembros, usualmente en forma dramática, han dejado imágenes de duelo de tíos y primos -la mayoría de cabellera dorada y vestidos de negro- para la historia.
Sin embargo, una nueva pesadilla este mes lo cambió todo. Y esta semana se han conocido nuevos detalles.
El más reciente capítulo de la llamada «maldición de la familia Kennedy» comenzó a finales de marzo, cuando Maeve Kennedy McKean, hija de la exvicegobernadora Kathleen Kennedy y nieta del asesinado Robert «Bobby» Kennedy, quien fue senador y fiscal general en la Presidencia de su hermano John F. Kennedy, decidió dejar la casa que compartía con su esposo en Washington e irse a una propiedad vacacional de su madre a una hora de distancia.
La casa tenía un cómodo jardín que daba a un lago, el escenario perfecto para que sus tres hijos vivieran la cuarentena impuesta por los esfuerzos por contener el coronavirus, mientras su esposo, David McKean, permanecería en la capital por demandas de su trabajo.
Un viento traicionero
Era 2 de abril. El cielo estaba despejado y la temperatura permitía estar afuera sin abrigarse demasiado. Hacía viento, pero los Kennedy son conocidos por su vigor físico. La madre y el menor de sus tres hijos decidieron jugar a la pelota en el jardín después de comer.
En algún momento, la pelota cayó al agua. McKean agarró una canoa que estaba en el terreno y acompañada de su hijo Gideon, de 8 años, se dispusieron a lo que sería una maniobra fácil y rápida para recuperarla y seguir con la diversión.
No contaban con que el viento les iría alejando más y más de la orilla.
Poco después de las 16.00 hora local un hombre llamó a los servicios de emergencia. En la grabación, revelada por las autoridades esta semana, se le escucha advertir que había visto a dos personas en una canoa «tratando de remar hacia una pelota y luego el viento se intensificó y los empujó hacia el sur. Nos acaban de pasar».
«Las primeras unidades que llegaron pudieron observar la canoa, pero estaba muy lejos del muelle», explicó a la revista People Russ Davies, el capitán del departamento de bomberos del condado de Arundel.
«La vieron desaparecer. En ese momento las dos personas estaban en ella», añadió.
Un resultado fatal
Ya antes de que el marido llamara a las autoridades para reportar la desaparición de su mujer y su hijo, la Policía los estaba buscando.
Al pasar las primeras 24 horas, la propia Kathleen Kennedy reconoció que la operación había pasado de ser un rescate a ser una recuperación de cuerpos.
El gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, reveló en una de sus conferencias de prensa para hablar del estado de la pandemia que sus hijas estaban devastadas por la noticia y el tener que vivir, una vez más, un momento así lejos de sus primos.
Cara Kennedy-Cuomo, Mariah Kennedy-Cuomo y Michaela Kennedy-Cuomo son producto del matrimonio del político con Kerry Kennedy, la séptima hija de Bobby Kennedy.
Esta semana, el Departamento forense hizo también públicos los resultados de las autopsias: Ambos tenían señales de hipotermia y la causa de las muertes fue identificada como ahogamiento accidental.
Un funeral virtual
Ante esta nueva tragedia, más de 3,000 personas se conectaron a través de la plataforma Zoom para rendir tributo a Maeve Kennedy McKean y a su hijo Gideon.
En la ceremonia, encabezada por el ahora viudo, los más cercanos lloraban, cada uno en su casa, respetando las medidas de confinamiento decretadas por las autoridades para reducir los contagios de COVID-19.
Algunos eran colegas de Kennedy, quien era especialista en Salud Pública y parte del equipo del expresidente Barack Obama. Otros, amigos con diferentes de cercanía. La mayoría eran miembros de la familia, que una vez más se debieron congregar para una tragedia.
Así como lo hicieron cuando asesinaron al presidente en 1963, cuando murió su hijo John en un accidente aéreo en 1999, cuando asesinaron a Bobby Kennedy en 1968, cuando David murió de una sobredosis en 1984, Michael en un accidente de esquí en 1987, Kara y Christopher de infartos en 2011 y 2018 -respectivamente- y Saoirse de una sobredosis en 2019.
En su adiós a Maeve Kennedy, su viudo rindió tributo a su bondad, su entrega a la maternidad, su inteligencia y amor a la diversión, ese que la llevó a casarse vestida de blanco calzada con tenis Converse bordados de lentejuelas.
Algunos de los conectados declararon a la prensa que había sido una ceremonia «desgarradora», pues la familia no podrá vivir el duelo juntos hasta que acabe la cuarentena.
EFE/ Alicia Civita
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