Cuando faltan muy pocos días para terminar el año, nadie en Perú se atreve a dar por cerrada la cuenta anual de 164 mujeres víctimas de feminicidio, pues los asesinatos de mujeres ocurren casi a diario.
El problema es de tal magnitud que el presidente Martín Vizcarra, que tiene a una ministra en observación por cuestionadas declaraciones sobre uno de los casos, volvió a ocuparse del tema y señaló que a diario hay noticias sobre los niveles que alcanzan la violencia y los feminicidios.
En una visita a la sureña ciudad de Arequipa, dijo que los autores deben ser castigados, pero anotó que una de las principales tareas del Estado es formar, mediante la educación, ‘buenos ciudadanos para evitar conductas y comportamientos violentos’.
El mandatario tiene bajo análisis la situación de su ministra de Justicia, Ana Revilla, quien el 25 de diciembre, preguntada sobre derivaciones del horrendo asesinato de una madre y tres de sus hijos, se negó a responder, alegando que ‘en este momento no, estoy en Navidad’.
Vizcarra consideró inaceptables las palabras de la ministra, que volvió a motivar pedidos de su retiro del cargo, al lamentar que sus palabras hubieran sido ‘malinterpretadas’, aunque después pidió disculpas por no responder como debía.
Las críticas a Revilla la acusan de indolencia ante una gran tragedia y hasta de frivolidad y consideran que debe dejar el gobierno, sin que el mandatario se haya pronunciado al respecto.
El horrendo crimen que motivó la pregunta del reportero pudo ser impedido por los agentes de una estación policial ubicada a menos de 200 metros del lugar de la tragedia, pero los policías no actuaron como debían, de inmediato.
Los vecinos, al escuchar una discusión a gritos y notar que la violencia era inminente, acudieron a la comisaría a pedir ayuda pero los agentes solo acudieron casi una hora después, cuando el homicida había ya prendido fuego a la casa con las víctimas dentro.
Debido a ello, seis oficiales y tres agentes que estaban en la estación, han sido acusados ante la fiscalía por el procurador del Ministerio del Interior, Enrique Benites, por el delito de denegación o deficiente apoyo policial.
La indolencia policial, que contiene una buena dosis de machismo, es otro de los factores que propician la violencia contra las mujeres y el feminicidio sigan en aumento, pese a sistemas de alerta, refugios para mujeres golpeadas, teléfonos de emergencia y otras medidas preventivas aplicadas sin éxito por el Estado.
Son numerosos los casos de víctimas de feminicidio que antes de ser asesinadas acudieron a la policía tras una golpiza y solo recibieron consejos de volver a casa y solucionar el problema hablando con el agresor; y hasta sugerencias de que el ataque podía ser merecido.
Por eso las organizaciones feministas y los organismos de derechos humanos demandan mayor preparación de los policías en la igualdad de género, para erradicar de sus filas el machismo.
El presidente Vizcarra fue más allá y señaló que la educación no solo debe forjar buenos estudiantes con capacidad para los números o las letras, sino hacer que tengan calidad humana y sean respetuosos y tolerantes.
Los expertos en educación, sociólogos, psicólogos y otros profesionales consideran también que se debe formar a las nuevas generaciones en el enfoque de género establecido en el programa escolar, que inculca valores contra el machismo que considera a la mujer un objeto sobre el que el varón tiene derechos patrimoniales.
El comentarista de televisión Nicolás Lúcar apuntó que de ese machismo proviene la frase emblemática de los feminicidas: ‘Mía o de nadie’, que llega al extremo de que incluso la unión de pareja se ha roto mucho tiempo atrás, muchos varones machistas pretenden que la expareja no tenga otro compañero.
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Sin embargo sectores religiosos conservadores y fundamentalista, con el apoyo de empresarios y políticos neoliberales, pretenden eliminar el enfoque de género alegando que es una especie de demoníaca ideología que apunta a ‘homosexualizar’ a los niños.
Esos sectores poco o nada dicen sobre el feminicidio y las constantes agresiones y violaciones a mujeres.
Una de sus representantes más furibundas, Beatriz Mejía, planteó recientemente en una polémica electoral, su rechazo a la propuesta progresista de legalizar el aborto en casos de violación.
Alegó que ‘las violadas no son tantas’ (se estima que son diez por día) como para adoptar esa despenalización y que en vez de autorizarlas a interrumpir la gestación resultante de una violación, a las mujeres debería enseñárseles a cuidarse ‘con métodos naturales’ para no resultar embarazadas. (Prensa Latina).
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