El escándalo FIFA de corrupción, pago y receptación de sobornos a cambio de adjudicación de sedes y derechos televisivos también alcanza a diversos organismos del ente mundial, incluso aquellos que participan en la elección del Balón de Oro.
El premio fue organizado por la revista France Football entre 1956 y 2009, pero a partir del 2010 se unificó con la FIFA y cambió el sistema de elección y definición del ganador.
Cuando la revista entregaba el Balón de Oro, solo los corresponsales de la publicación francesa eran los encargados de votar y escoger al jugador premiado con este galardón. Ahora, todos los seleccionadores y capitanes de las selecciones reconocidas por la FIFA se unen para elegir al mejor.
Tras realizar una primera preselección con 50 nombres, los integrantes de la Comisión de Fútbol y la Comisión Técnica y de Desarrollo de la FIFA, deciden quiénes son lo finalistas.
Una vez hecha la elección, los tres con mayor votación se anuncian previo a la ceremonia final. Este filtro es ficticio, puesto que los organizadores ya saben quién será el mejor jugador del año. Sin embargo, el secreto es muy bien guardado.
Hasta la entrega del Balón de Oro 2012, no hubo polémicas, todos coincidían en quién debía ser el ganador. Técnicos, jugadores, periodistas estaban de acuerdo.
En la edición del Balón de Oro 2013, la prensa especializada y los analistas deportivos de todo el mundo coincidían en que el francés Franck Ribéry debía ser el ganador, pero la FIFA eligió a ¿quién?, pues a Cristiano Ronaldo, simplemente un producto comercial.
Según fuentes allegadas a la FIFA, en la elección de 2014, el presidente de la UEFA, Michel Platiní, notó algo extraño en la elección, por lo que se adelantó y lanzó públicamente su opinión sobre quiénes no debían ganar.
Esas declaraciones crearon mucha polémica, pero la todopoderosa FIFA finalmente decidió que el Balón de Oro 2014 debía ser para uno de los que Michel Platini dijo que no debía ganar: Cristiano Ronaldo.
Con todos los destapes de estos días, no sería raro que se hayan pagado millonarios sobornos para forzar la elección del portugués.
Es momento de que la FIFA responda: ¿Quién es el mejor jugador? ¿El que gana el partido más importante del año? ¿El que conquista todos los títulos? ¿El jugador más excepcional y creativo? ¿O el más comercial, que más aparece en los medios y le genera más dinero?