Filipinas: Alemán rehén se salvó de piratas para caer en manos de terroristas

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MANILA.- Desde hace 39 años el alemán Jürgen Kantner vivia en su velero The Rockall, salvándose de morir en manos de piratas somalíes hasta que cayó en poder de terroristas de Abu Sayyaf que asesinaron a su esposa y compañera de aventuras, Sabine Merz.

«Navegando es como quiero vivir y morir» fueron una de las tantas palabras que Jürgen Kantner pronunció en mayo de 2009 cuando una revista alemana le realizó una entrevista tras ser rehén de piratas somalíes.

El 23 de junio de 2008 navegaba por los mares de Somalía cuando un grupo de piratas lo interceptó en su barco. Como siempre, a su lado estaba Sabine Merz, su esposa, con quien atravesó una verdadera pesadilla.

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Los piratas los transportaron a tierra y obligaron a  caminar varias millas sin saber dónde estaban y finalmente los ocultaron en una montaña. En total, fueron 52 días de cautiverio.

La aventura se había iniciado 32 años antes, cuando decidió abandonar su Alemania natal y construir una vida abordo con la compañía de su amor.

«Mi barco es mi vida y no lo perderé. Nada más. No me interesan los piratas y los gobiernos», dijo cuando se le consultó por qué volvía a buscar su velero a Somalía donde podía volver a padecer un secuestro.

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Cuando Kantner anunció que retornaría a Somalía para recuperar a The Rockall, nadie podía entender por qué lo hacía.

«Creen que estoy enfermo, me llaman el loco hombre blanco, o el marinero alemán demente, pero no saben cuán importante es para mí este barco».

Nunca estuvo claro cómo fue que Kantner y Merz lograron ser liberados por los piratas somalíes. Algunos especulan que «convencieron» a sus secuestradores con 600 mil dólares, algo que siempre negaron.

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«Fue la peor experiencia que viví. Nos intimidaban todo el tiempo, sólo deseaba que un avión nos bombardeara para que muriéramos todos juntos», declaró en la entrevista de 2009.

En aquella ocasión se le repitió lo riesgoso que era navegar en los mares de Somalía. Él lo sabía. También sabía que sin seguridad, su viaje podría convertirse en una pesadilla. Pero decidió arriesgarse. «Comprar un arma es una opción», dijo y abandonó ese país abordo de su amado The Rockall.

Ahora el Estado Islámico en Filipinas pide 10 millones de dólares por su libertad o de lo contrario correrá la misma suerte de su asesinada compañera de aventuras. (ECHA- Agencias)

 

 

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