MADRID (España).- El Fondo Monetario Internacional (FMI) se enfrenta este sábado a discrepancias internas en sus conversaciones para la reestructuración de la deuda internacional durante la reunión de ministros de Economía y Finanzas del G20 en Bangalore, India
«Si bien todavía existen algunos desacuerdos, estamos formando una mesa redonda de deuda soberana global con la consideración de todos los acreedores públicos y privados», ha explicado la directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva (foto), al margen de las reuniones del Grupo de los 20.
A pesar de un compromiso para encontrar un terreno común en beneficio de los países afectados, en particular los que se encuentran en vías de desarrollo, de momento hay pocas perspectivas de un progreso tangible.
«Queremos encontrar un proceso en el que todos puedan presentar sus preocupaciones y posiciones sobre temas complicados», ha explicado el presidente del Banco Mundial, David Malpass, en declaraciones recogidas por Bloomberg.
Sin un acuerdo entre los principales acreedores, se corre el riesgo de prolongar un punto muerto que ha estancado los programas de reestructuración en países como Zambia y Sri Lanka.
La mesa redonda del sábado entre acreedores públicos y privados se organizó para discutir las deficiencias del Marco Común, una iniciativa del G20 que reúne al Club de París -formado por países ricos en calidad de prestamistas- para tratar de reestructurar las deudas de los países de bajos ingresos sobre una base de caso por caso.
El aumento del riesgo de la deuda en los países en desarrollo ha sido un tema clave en la reunión de jefes de finanzas del G-20 en la ciudad india.
En el centro de los enfrentamientos en Zambia y Sri Lanka están las demandas chinas de que los préstamos hechos por el Banco Mundial y otros prestamistas multilaterales se incluyan en cualquier reestructuración. Eso se debe en parte a la visión china de esas instituciones como representantes del poder estadounidense.
EEUU y el Banco Mundial han rechazado la idea, argumentando que cualquier «recorte» socavaría la capacidad de esos organismos para responder a las crisis y otorgar préstamos en condiciones favorables.
Según el sistema acordado en la conferencia de Bretton Woods de 1944, el Banco Mundial y el FMI tradicionalmente tienen prioridad en las reestructuraciones como prestamistas de último recurso, lo que depende de su capacidad para obtener capital de bajo costo para préstamos a tipos inferiores a las del mercado.
El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, denunció la semana pasada la «extorsión» de la que está siendo víctima el continente africano a manos de un sistema financiero global, necesitado de una «transformación radical», que impide a los países africanos el desarrollo de sus «sistemas vitales».
Tal cosa nunca sucede porque «el sistema financiero mundial les niega por norma el alivio de la deuda, o cualquier financiación en condiciones favorables, mientras cobra intereses exorbitantes», declaró el secretario general durante la apertura de la cumbre de la Unión Africana que se celebró en la capital de Etiopía, Adís Abeba.
Debido a ello, «los países africanos no pueden invertir en áreas críticas» como la salud, la educación, la tecnología ecológica, la protección social o la creación de nuevos puestos de trabajo sostenibles, y subir al mismo tiempo «la escalera del desarrollo con una mano atada a la espalda».
Fuente Europa Press / foto Twitter