La algarabía, el júbilo y la plena satisfacción se juntaron para arropar el histórico triunfo de los fonavistas para celebrar el pronunciamiento del Tribunal Constitucional al declarar la inconstitucionalidad de la Ley 30114 y delineaba el camino a seguir para los aportantes al extinguido fondo de vivienda. Obviamente lo que determina la Ley 29625 aprobado en Referéndum.
La de este miércoles podrá ser recordado como el día de la victoria del pueblo fonavista contra las miserables acciones de quienes sistemáticamente niegan a los peruanos disfrutar de un escenario ideal para vivir.
El logro fonavista se vio reflejado en las caras de satisfacción de más de los 2,000 fonavistas que llegaron al local de Cailloma 824 para expresar su agradecimiento a los indesmayables directivos que nunca se doblegaron y supieron sobreponerse a los castigos infames de gobernantes con mente atrofiada y diseñados de hacer todo bien para castigar al pueblo.
Andrés Alcántara Paredes, presidente de la Asociación Nacional de Fonavistas de los Pueblos del Perú, con voz entrecortada por la emoción recogió cariñosas nuestras de reconocimiento a su trabajo.
En la intimidad de su ser el líder fonavista pidió a sus seguidores aplausos para ellos mismos porque fueron los luchadores de nobleza guerrera para estar en la vigilia y nunca bajar la guardia.
Recordó que en cierta ocasión la prensa le pidió que expresara si estaba de acuerdo con que se devolviera 10.69 soles por mes aportado. Su respuesta fue que esa devolución era un adelanto. Sus palabras sonaron a profecía porque el TC ha dicho que efectivamente lo que se devuelve es un adelanto.
Rubén Ramírez, dirigente destacado en Cajamarca, arrancó aplausos cuando pidió que desaparezcan del diccionario la palabra renuncia porque un fonavista jamás se doblega y deja la pelea a medias porque al rival no hay que dejarlo aletear.
Fue una mañana de reconocimientos pero por unanimidad Julio Cusitaipe atrajo los reflectores porque siendo discapacitado (no tiene una pierna) estuvo todo el tiempo en la vigilia. (Texto y fotos: Hugo Laredo Medina).